No tengo muchas ganas de hablar de Jean Todt pero si uso agenda es para hacerla caso, ¿no?
El asunto es que en la página correspondiente a hoy tenía escrito: «19 de marzo, festividad de San José. Felicitar a los Josés y Josefas y Josefinas, Pepes y Pepitas. Escribir sobre Jean Todt porque es el padre putativo de nuestro deporte y un salao de tomo y lomo...»
No me miréis raro.
Nominalmente la FIA es la madre del motorsport FIA y por ende, de la Fórmula 1. En consecuencia, Jean Todt, monsieur le Président, sería su padre. Pero como el tinglado pertenece a Liberty Media aunque la norteamericana no aparezca en el Libro de Familia, el de Pierrefort sería el padre putativo —en latín puto significa pensar, y putativo, cuyo significado es considerado o reputado, debe ser entendido entonces «según se piensa» o «según se cree» [Padre putativo o padre adoptivo].
Una cosa lleva a la otra, y como al bueno de San José siempre le seguía la abreviatura p.p. (padre putativo), aquí encontramos el origen de que a los José se les llame también Pepe. Así que Jean Todt, aunque responda al nombre de Juan, es nuestro Pepe en F1 y por esto mismo se hacía merecedor de que le dediquemos al menos unas palabras en el día de su onomástica. Dicho queda.
Y bien, ¿de qué hablamos? Pues vamos a hablar de él en los mismos términos que si fuese un animal político, que lo es, que vela únicamente por sus intereses y al que le gusta el poder más que a un tonto una tiza.
Sinceramente, observarlo desde otra perspectiva me parece un error de bulto y un auténtico desperdicio. Esta óptica, por ejemplo, explicaría a la perfección por qué el poder de Ferrari y su puesto en el Consejo Mundial de Deporte eran buenos cuando el protagonista de esta entrada se labraba un bonito curriculum en la italiana, y por qué ahora, cuando él está enfrente, son malos para la estabilidad del negocio y la competición.
Todt salió atravesado de Maranello y ésa es una espinita que tiene clavada desde tiempos de Montezemolo. No es tifoso, y haríamos mal en considerarlo así. Con Bernie no tenía nada que hacer y se mostraba renuente a asomar las orejas cuando no literalmente sumiso en sus pocas apariciones en público, pero se lleva bien con Ross Brawn y ahora mismo está aprovechando el tirón.
¿Es bueno. Es malo todo esto? Es lo que es: Jean Todt en estado puro. Como decíamos hace unos párrafos, el galo es un animal político perfectamente capaz de decir que llueve y que está seco en la misma frase. Él es el motivo principal de todo porque todo tiene que circular a su alrededor siempre y cuando las circunstancias lo permitan. Tiene un ego tan desmesurado que si se cae se mata de lo alto que observa el mundo, y hoy también sería su día aunque no fuera el Pepe de nuestra película. ¿Cómo no íbamos a dedicarle unas líneas?
Os leo.
Y bien, ¿de qué hablamos? Pues vamos a hablar de él en los mismos términos que si fuese un animal político, que lo es, que vela únicamente por sus intereses y al que le gusta el poder más que a un tonto una tiza.
Sinceramente, observarlo desde otra perspectiva me parece un error de bulto y un auténtico desperdicio. Esta óptica, por ejemplo, explicaría a la perfección por qué el poder de Ferrari y su puesto en el Consejo Mundial de Deporte eran buenos cuando el protagonista de esta entrada se labraba un bonito curriculum en la italiana, y por qué ahora, cuando él está enfrente, son malos para la estabilidad del negocio y la competición.
Todt salió atravesado de Maranello y ésa es una espinita que tiene clavada desde tiempos de Montezemolo. No es tifoso, y haríamos mal en considerarlo así. Con Bernie no tenía nada que hacer y se mostraba renuente a asomar las orejas cuando no literalmente sumiso en sus pocas apariciones en público, pero se lleva bien con Ross Brawn y ahora mismo está aprovechando el tirón.
¿Es bueno. Es malo todo esto? Es lo que es: Jean Todt en estado puro. Como decíamos hace unos párrafos, el galo es un animal político perfectamente capaz de decir que llueve y que está seco en la misma frase. Él es el motivo principal de todo porque todo tiene que circular a su alrededor siempre y cuando las circunstancias lo permitan. Tiene un ego tan desmesurado que si se cae se mata de lo alto que observa el mundo, y hoy también sería su día aunque no fuera el Pepe de nuestra película. ¿Cómo no íbamos a dedicarle unas líneas?
Os leo.
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