El Daniel que no veremos

Max Verstappen ya ha hecho público su estatus de próximo Vettel en Red Bull: «Ich bin sein neues Projekt, mit dem er die Vettel-Story wiederholen und Weltmeisterschaften gewinnen will...» [Ich bin Red Bulls neues Vettel-Projekt], y a Ricciardo le ha quedado que el entorno de la austriaca haya recordado que si no renueva siempre se podría tirar de Carlos Sáinz, cedido en la actualidad a la de Enstone...

En cristiano esto significa lo que hemos venido diciendo desde que el holandés fue ascendido a la escuadra oficial luego de que a Daniil Kvyat se le mandase de vuelta a Toro Rosso, que como en Mercedes AMG, Ferrari, McLaren, etcétera, en Red Bull también hay primer y segundo piloto, y en el caso que nos ocupa, el number one es Max y el posible cero a la izquierda es Daniel.

Es importante recordar este dato, o me lo parece, porque en cuanto empiecen a saltar los puntos y los números y la cifras, y la madre que parió a Peneque de todo ello, a la peña se le va a olvidar que los segundos pilotos nunca podrán hacer las mismas hazañas y piruetas que los primeros —por mucho que a los jefes deportivos de los equipos se les llene la boca jaleando el asunto de la igualdad de oportunidades entre sus conductores—, y en consonancia, que no resulta muy justo exigirles lo mismo.

Todo los años sucede y no veo por qué éste iba a ser diferente. Preferimos hacer caso a Toto Wolff o Niki Lauda, a Maurizio Arribavene o a Rita la cantaora antes que a lo que vemos con nuestros propios ojos, y luego viene Paco con la rebaja y los expertos empiezan a tildar de sobrevalorado a todo lo que se menea, mayormente a esos tipos a los que no hace tanto se les mostraba un respeto tremendo llamándoles escuderos, con lo bonita que es esta coño palabra.

Bottas es el escudero de Hamilton, Raikkonen el de Vettel, Vandoorne el de Alonso, y aunque parezca increíble leerlo, Ricciardo lo será de Verstappen si el australiano renueva, que es a lo que vamos.

Obviamente Daniel tiene todas las papeletas para renovar por Milton Keynes, sería necio negarlo. Es uno de nuestros mejores pilotos de la parrilla y un activo para la austriaca, y las dos partes lo saben. Negociará, eso sí, precio, periodo de convivencia y atribuciones; y seguramente, sus abogados, si los tiene, que lo desconozco, pactarán en qué situaciones podrá aussie junior hincarle el diente a su compañero sin que su estatus de nuevo Vettel-Pojeckt muestre fisuras o se resquebraje ni tanto así.

Queda por ver cómo queda el asunto, pero me apetecía escribir esta entrada hoy domingo, a pocos días de que dé inicio la temporada 2018, más que nada para enlazarla si por un casual a Daniel se le pide este año que sea lo que no es o haga maravillas con el RB14 de un escudero, como le pasaba a Mark Webber hace unos pocos años, ya que ese Ricciardo será el mismo de ahora aunque con un trabajo no sé si menos brillante, pero sin duda más definido.

Y nada más, que os leo.