viernes, 19 de mayo de 2017

2007, balada triste [III]


Donde esté una buena relación de amor entre patrón y currante y haya mucho espacio para que quepan deslealtades, egos exacerbados, equivocaciones de manual, envidias insostenibles y salidas por la puerta de atrás, para qué contemplar que la vinculación de un piloto con su escudería es estrictamente profesional y se establece bajo criterios legales y comerciales, y económicos, por supuesto...

A pesar de que ahí fuera se da por seguro que durante 2007 la prensa española supuso una suerte de guardia pretoriana alrededor de la figura de Fernando Alonso, lo cierto es que salvo honrosas y contadas excepciones, el grueso de nuestros plumillas y comunicadores ejercieron de dócil correa de transmisión del sindiós que iban a montar sus compañeros británicos a la terminación del Gran Premio de Mónaco de aquel año.

Basta tirar de hemeroteca para comprobarlo y si no tenéis suficiente con lo que podáis encontrar, os diré que estrené Nürbu el 3 de agosto de 2007 precisamente para contrarrestar desde mis pobres limitaciones de entonces, una corriente informativa que pretendía que comulgásemos en España con que el negro es blanco y el rojo azul porque todo es opinable.

Pero desengañémonos, en el fondo muy pocos periodistas nativos conocían el auténtico valor de una telemetría de clasificación o carrera, qué importancia tiene un psi arriba o abajo en un neumático, un kilogramo de combustible, una diferencia entre compuesto duro o blando, un grado de más o de menos en una alfombrilla térmica o en la inclinación de un flap, o, ya que estamos, las infinitas maneras que tiene un equipo de joderle la vida a uno de sus pilotos pasando totalmente desapercibido.

Obviamente, muy pocos sabían aquí qué suponía haber firmado como primer piloto para la escudería McLaren tras coronarse Campeón Mundial de F1 en 2005 con Renault cuando Lewis Hamilton conseguía su título en la F3 Euro Series, así que bastaba para salir del paso con tirar como loros de lo que afirmaban con tanta rotundidad los chicos de la prensa británica...

Lo malo de todo esto es que a la british press, bebedero de nuestros supuestos patriotas, se le arrogaba saberlo, siquiera por pedigrí y experiencia en El Circo, y cuando a la terminación de la prueba monegasca el de Tewin montó la de Dios es Cristo porque le habían dado peor estrategia como justificación a que el Nano lo había batido en toda regla en uno de los circuitos más complicados del calendario, nadie fuera o en España llamó imbécil o gilipollas al inglés, que sería lo propio.

Hoy, por fortuna, sabemos en qué han consistido el ruido y el silencio en nuestro deporte mientras Bernard Charles Ecclestone estaba al frente, y cómo la prensa especialista británica se ha comportado entre 2014 y 2016 de manera totalmente opuesta a como lo hizo en 2007. Y lo cierto es que los vasallos de la Queen inglesa cargaron con inusitada virulencia contra Ron Dennis al final de aquel lejano Gran Premio de Mónaco, seguramente porque quien sujetaba su correa consintió o alentó tamaño desaguisado.

Dennis contra las cuerdas. Un fenómeno como Lewis en el candelero y produciendo dinero a expuertas. Bernie feliz y la prensa española a sus cosas. El marco idílico para una felonía como un campanario de grande.

Ron iba a ser sometido a una presión descomunal a partir de ese momento, y no es casualidad que en El Principado se comience a desatar lo que posteriormente conoceremos como Spygate...

Muy pocas personas conocen lo que había detrás de la operación que llevó a Vodafone a abandonar Ferrari para pasarse a McLaren en 2007, pero Bernie es una de ellas. Con Dennis en la esquina del cuadrilátero, quien sea —no vamos a dar nombres, que la gente no concilia el sueño por tonterías más pequeñas que ésta—, pone un mecanismo en marcha que no reparará en gastos hasta convertir a Hamilton en Campeón Mundial, porque eso es lo que conviene al negocio.

Pero existe un pero, mejor dicho, dos. Un piloto descomunal que no tiene miedo y por ello marcará una época, y un patrón que sabe que va a tener que incumplir su contrato con el español si quiere que su escudería sobreviva.

A partir de Canadá las mejores estrategias en carrera las definirá la posición en clasificación. Ron confía, intuyo, en que Fernando resolverá la situación en pista, pero Lewis es mucho Lewis, y no está por la labor de desaprovechar la penúltima flaqueza del jefe de su equipo, a quien llegará a insultar por radio en Hungría. A ver, tiene de su lado a la todopoderosa prensa británica y a quien sujeta su collar, y por ende, a las legiones de lameculos que ríen a unos y otros las gracias en todo el orbe, incluso en España.

El británico marcará en Montreal la quinta extra-lap de su pretenciosa carrera en 2007. Es tan tonto como para no calibrar qué se juega en la sexta cita del calendario. Va a destruir McLaren, va a hacerle el juego a Bernie, pero tardará todavía un año y medio en comprender el papel que está interpretando.

Fernando, entretanto, ha visto definitivamente las orejas al lobo tras el Gran Premio de Mónaco y guardando un as en la manga, sabe en primavera de 2007 que sea cual sea el resultado de esa temporada, se va a Ferrari porque su contrato ha sido roto.

Os leo.


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1 comentario:

julesIII dijo...

Buen artículo...sigue la saga, por favor...!