El proyecto Renault va para largo. En inicio está propuesto para fructificar en 2018, lo que nos pone en lo que dijimos a finales de la temporada pasada: La Régie se toma con calma su retorno.
Prostvuelve, mi buen amigo y troll, anduvo paseando a finales del año pasado la portada de Auto Hebdo en la que, bajo el titularísimo Renault Le Grand Retour, no se hacía otra cosa que tirar de historia y tradición, pero no como escudería, sino como motorista. Pero las cosas son como son, y la francesa, tras su retorno a Enstone, no podía hacer otra cosa que montar una plataforma de estudio y sondeo con la cual, sortearía las limitaciones que impone el reglamento en cuanto a desarrollo de vehículos y unidades de potencia, puesto que los entrenamientos están prohibidos y uno no se puede pasar de horas investigando.
Renault ha ejercido de laboratorio rodante durante 2016 y debería producir sonrojo evaluarla bajo otros parámetros. Jolyon Palmer y Kevin Magnussen han hecho de pilotos de pruebas, no más, y en este sentido, al que se le cae el alma al suelo es a mí cuando leo o escucho valoraciones sobre su forma de pilotaje, que los aluden como si estuvieran compitiendo.
No, no lo han hecho. Han cubierto kilometraje, han cumplido con los programas de evaluación y desarrollo. Pero competir no, por Dios.
¿Cómo valorar entonces a Renault? Pues como un laboratorio móvil, que, además, ha cubierto su parte con notable alto.
Si no fuera porque Kevin obtuvo en Rusia 6 puntos que casi le vinieron del cielo, el conteo final habría sido similar al obtenido por Sauber. Y ahí es donde honestamente os pido que os pongáis, porque en un año de pasapalabra y acumulación de experiencia, los puntos son lo de menos.
Renault ha ayudado a que Red Bull se meta en la pomada tras dos años de sequía, mientras ha sentado los cimientos de una escudería, que en 2018 podrá decir algo, si Dios quiere. Esfuerzo y más esfuerzo aparentemente tirados a la basura. La rutina en esta Fórmula 1 que no reconocería ni la madre que la parió. Formas de sortear las trabas que pone en tu camino el reglamento, con tal de seguir avanzando.
Y en este sentido, a Renault (equipo) hay que darle un pleno al quince: ha cumplido sus objetivos, aunque no lo refrenden ni los números, ni las estadísticas, ni la posición en el Mundial de Marcas, ni por supuesto, las expectativas alzadas por una prensa más pendiente de los titulares grandilocuentes que de ser honesta con sus lectores.
Os leo.
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