Todo iba bien con el proyecto Haas hasta que vino Paco con la rebaja. Los expertos nos dijeron que así se hacían las cosas. Que los yankies son una especie aparte. Que tenían mucho que enseñarnos, que era mejor pasar un año preparándolo todo antes de desembarcar en la Fórmula 1, que hacer el indio como Caterham, Virgin o HRT... Pero al final, Haas ha resultado como el resto de iniciativas que se las prometían en nuestro territorio: una listilla más a la que el tiempo ha puesto en su sitio.
Los inicios fueron prometedores (28 puntos de los 29 finales se consiguieron antes de mitad de temporada), pero a partir de ahí, cuando se hacía menester demostrar que tras la aventura había ideas y no quincalla, Haas ha naufragado estrepitosamente.
Visto lo visto, quizás el comienzo sea lo de menos. Apoyada por Ferrari en propio beneficio (de Maranello, se entiende), destacar en tierra de nadie resultaba sumamente sencillo. Manor, Sauber y el laboratorio móvil de Renault eran las piezas a batir. Y lo cierto es que Haas las ha batido, aunque no con el rigor y contundencia que era de esperar.
Toro Rosso ha quedado siempre demasiado lejos, de forma que toca ir aceptando que el proyecto norteamericano era de tipo one shot, y que a partir de aquí, a lo peor nos encontramos con un equipo que mendiga como los otros, que carece de plan como los otros, y que en los USA las cosas se hacen tan mal como en la vieja Europa.
Sin duda sería una bonita lección. Otra cosa es que alguien, no sé dónde ni me interesa, acuse recibo y aprenda a cerrar la boca antes de hablar más de la cuenta.
Sin duda sería una bonita lección. Otra cosa es que alguien, no sé dónde ni me interesa, acuse recibo y aprenda a cerrar la boca antes de hablar más de la cuenta.
Siento ser tan lacónico con esto, pero entre que recuerdo a Esteban Gutiérrez en Interlagos, lo de Nico y que me falta un café en el cuerpo, la cosa esta noche no da para más.
Os leo.
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