Desde que tengo conciencia, confieso que no había disfrutado
de un eslogan tan acertado como el que usa la empresa Viceroy con
Fernando Alonso como imagen de marca: «No es lo que tengo, es lo que soy». Ajustado al pelo, que ni pintado, que diría aquél.
Tampoco os creáis que vengo a hacer publicidad subliminal, ¡Dios me
libre! No soy de relojes. Mi muñeca izquierda va libre de aperos salvo
algunas pulseras que utilizo en ocasiones que realmente lo merecen, y
cuando tengo que ir un poco más serio, para reuniones y eso, recurro a
un Jaguar que adquirí hace la intemerata, cuando creía que la diosa
Fortuna me sonreía con sinceridad y no arteramente, un Seiko y un
Citizen de correas de neopreno y cuero, y un Viceroy de pulsera metálica
que la verdad, va bien para los cuatro duros que me costó.
La historia de los relojes que no utilizo
viene de que mi amigo, el que vive la Fórmula 1 las 24 del día y al que
alguna vez me he referido, buen comercial donde los haya, me dijo un
día que puedes ir de Zara o H&M de los pies a la cabeza, pero si
llevas en los pies unos Martinelli o unos Lotus, acaso unos Geox si vas
informal, y llevas en la muñeca un peluco fardón, tienes media guerra
ganada. Eso sí, enfatizó en su momento: no repitas en tu puta vida, ten
cuidado con las repeticiones porque los clientes se fijan precisamente
en eso, en si repites zapatos y reloj, y ni se te ocurra ir mejor
calzado que ellos o llevar un reloj más importante…
Huelga decir que después de lo que he confesado hace unas líneas,
llevo haciendo caso a mi amigo desde hace años porque al parecer hay
algo de cierto en sus recomendaciones (sin duda él lo sabe mejor que
yo). No sé si mi vida profesional ha mejorado, en sentido estricto no da
para más, pero al menos me va distinta, lo que no es poco.
En fin. Volvamos a Viceroy y al eslogan de marras: «No es lo que tengo, es lo que soy»,
y a lo que decía al comienzo acerca de que la frase le venía que ni un
guante de gamuza al Nano, porque desde el MP4/22 del olvidable 2007,
nuestro asturiano ha tenido que habérselas con auténticos cacharros a
los que ha tenido que sumar un plus personal que resulta ineludible
contemplar.
¿Somos o parecemos? Buena pregunta, sobre todo si hablamos de pilotos
de Fórmula 1. Yo lo tengo sencillo, dispongo de suficientes
herramientas como para no resultar idéntico en al menos una docena de
reuniones pero Fernando lo lleva peor, porque coche sólo hay uno por
temporada y él es el que brega con cada uno de los que le toca en suerte
y hasta sus últimas consecuencias, que diría aquél. En este sentido, él
es el que es y no lo que tiene, por la madre que me parió. De ahí que
que me encandile que una frase publicitaria pueda haber llegado tan
hondo.
Alonso es por encima de todo Alonso, y tal vez sea eso lo que le hace
año tras año merecedor del respeto de todos. Si tuviera, Dios lo
quiera, a lo peor nos resultaría un Vettel cualquiera, pero en todo
caso, por fortuna, Fernando no es lo que tiene, es lo que es y eso le
hace peculiarmente diferente.
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