De sastres y desastres [Japón]

Queda cada vez menos tela que cortar, y con la escasez de tiempo van saliendo a la luz la peculiaridades de los cinco sastres que están luchando por el título, y también las auténticas intenciones de sus respectivas escuderías.

Comentaba al día siguiente de la celebración del G.P. de Singapur, que Red Bull había materializado su mayor error de esta temporada impidiendo que Webber sacara mejor saldo de la cita, por dejar que Vettel se le acercara para complicarle la vida. Si el resultado óptimo de aquella carrera habría supuesto que el australiano aventajara a Fernando en 14 puntos, con el alemán a 17 del español; tras el inevitable doblete previsto para hoy en tierras japonesas, sin tocar nada, Webber lideraría el campeonato con 17 puntos de ventaja sobre el asturiano, y Sebastian habría comenzado a inquietar al de Oviedo poniéndose a sólo 10 de su estela…

Tocando los resortes que hacen que un equipo de F1 sea realmente una escudería, Mark podría haber salido de Suzuka con 24 puntos de colchón frente al de Ferrari, y lo que es más importante: con medio campeonato en el bolsillo y toda la confianza del mundo a sus espaldas para encarar las tres pruebas que faltan.

¿Acaso Red Bull no quiere el título de pilotos? Sí, obviamente sí, pero lo quiere para Vettel y ése es precisamente su Talón de Aquiles, porque está dejando a Webber demasiado desamparado y solo, como ha quedado patente en la frialdad reinante en el podio japonés.

Fernando sabe esto y sabe también que en McLaren han metido la pata de igual manera, bonificando desde hace demasiado tiempo a Hamilton en detrimento del vigente campeón del mundo, y hoy, en una prueba sobre el papel adversa, se ha limitado a romper el pelotón mientras minimizaba los daños, circunstancia a la que ha ayudado la enésima cagada de Renault sobre un Robert Kubica, en este caso, que no se merecía tener que morder el polvo por culpa de una miserable rueda mal sujeta, después de haber hecho una magnífica calificación y una preciosa salida.

Decía a cuenta de Singapur que el Nano había puesto la calculadora en marcha y que se llevaba este campeonato a base de inteligencia, y desde que dijera él en Monza que tenía que hacer cinco podios consecutivos, lleva cumplida la parte correspondiente de la promesa y se ha asegurado un motor de reserva, el de hoy, al que no le ha exigido demasiado porque sabía que en Suzuka lo que tocaba era hacer astillas la moral del enemigo.

Y qué mejor manera de hacerlo que dejando que éste se ahogue solo en sus propias incongruencias, cuando además él se ha preocupado de que nadie discuta su liderazgo en la escudería para la que conduce (Felipe, ¿en qué coño estabas pensando. En el equipo?).

Para terminar por hoy, querría resaltar ese cerebro frío que conduce el coche número 23… ¡Que sí, que el joío es un puñetero androide. Que me la juego a que anda a estas horas enchufado a una red eléctrica!

Os leo.