Pasados por agua [Malasia]

Al principio de todas las temporadas prefiero ser cauto y mostrarme tranquilote, que sé que tendré tiempo para in calentándome. Pero este inicio de sesión que llevamos puesto ha logrado acelerarme el pulso más de la cuenta, y no por el espectáculo que nos ha regalado (sería idiota si me quejara), sino por la excesiva presencia de agentes ajenos a lo deportivo.

Si la semana pasada, en Melbourne, la decisión de la FIA de retrasar la entrada del coche de seguridad, tras el accidente de Nakajima, marcaba de forma grosera una bonita carrera que no habría necesitado de ninguna mano negra para resultar interesante y competida; la de Sepang se ha visto ensuciada por la decisión de Bernie de imponer un criterio horario que iba en contra de los dictados de la naturaleza (que sea dicho de paso, ya llevaba días avisando), lo que amén de gilipuertas resulta bastante contradictorio, porque en aras de favorecer la audiencia europea se ha dejado a ésta compuesta y sin novio asistiendo a media prueba y para colmo muy deslucida —no quiero ni imaginar cómo se habrán sentido los aficionados allí presentes, que habrán pagado la entrada por asistir a un Gran Premio y y sólo han podido hacerlo a Medio Prix, tanto en distancia recorrida como en puntuaciones otorgadas—.

Como decía más arriba, no tengo demasiadas ganas de agriarme tan pronto, pero manda narices que a nadie se le haya ocurrido que había una sencilla forma de evitar tanto circo. Si Australia consiguió buenos índices de audiencia en Europa trasladando su horario casi al filo del atardecer (hora local) para hacerlo coincidir con las 8:00 del domingo, no sé a qué ha venido la bobada de imponer que Malasia se celebrara a la misma hora, cuando había margen, porque lo había, ya que su localización hacia el Oeste beneficia al país asiático (3 horas más cerca de Greenwich que la ciudad australiana, si no me equivoco) y se podía haber jugado con ello, emitiéndola también a las 8:00 de la mañana.

Sea como fuere, la carrera ha sido alucinante hasta que la lluvia lo ha chafado todo, desde las estrategias hasta los resultados, convirtiendo la competición en una lotería. En este orden de cosas cabe destacar lo chungo y descentrado que sigue Ferrari, y lo desorientados que andan con la elección de neumáticos (ayer machacaban a Felipe en la calificación, y hoy desgraciaban del todo a Kimi). Y que el KERS (su uso, vamos), está muy tocado, porque de nuevo hemos visto a los que han pasado del bendito aparato muy arriba (Nick hoy no lo usaba), y a los que lo llevaban, muy abajo, lo que ya es algo más que un síntoma.

Del resto poco se puede decir porque la lluvia y la cancelación prematura de la prueba han impedido hacer una correcta valoración de comportamientos. Brawn, más comedido que la semana pasada, ha seguido intocable a pesar de los problemas en las arrancadas (hoy le ha tocado a Jenson). Williams ha demostrado que es muy solvente con el plano inferior bajo la nariz del vehículo y con Nico a los mandos. Toyota, BMW y Red Bull han rubricado que están reclamando un papel protagonista, aunque he echado en falta a Kubica (apartado demasiado pronto). McLaren, sin demasiadas pretensiones y nula presión, nos está ayudando a descubrir de qué está hecho el vigente campeón del mundo (Lewis me ha vuelto a gustar —para ser el hijo de Anthony Hamilton, se entiende—, medido, tranquilo y a lo suyo). Toro Rosso y Force India… como siempre. Y el ornitorrinco, a pesar del deficiente setup, ha mostrado un buen carácter durante el primer tercio de la carrera, para naufragar después como el resto.

Alguno pondrá mi cara en pasquines por las esquinas, pero antes de cerrar tengo que decirlo: Fernando ha estado supremo para lo jodido que andaba después de la otitis y la sobredosis de antibióticos. Su arrancada me ha devuelto a 2005 o 2006, y su capacidad para contener a los contrincantes o disputar puestos (su lucha con Webber ha sido como para enmarcar) creo que puede alejar cualquier atisbo de dudas sobre su soberbia calidad, aunque mañana Manel Serras y otros cuantos resaltarán su salida de pista cuando conducir con lisos era prácticamente imposible… ¡Hay cosas que no cambian!

Os leo, que voy a ver si pillo a Flavio y le comento que conozco a unos veinte o treinta tipos que gestionarían mejor la dirección deportiva de su equipo.