La primera en la frente

Según el excelso Max Mosley, de las definiciones aerodinámicas que se han implantado ya y que estarán vigentes a partir de este mismo año, se han encargado tres de los mejores ingenieros del ramo que existen en la actualidad (desconozco sus nombres, por lo que carezco de argumentos para negar la seriedad de tal afirmación), así que podemos estar todos tranquilos.

Grosso modo, se han planteado una serie de modificaciones en este campo que se supone ayudarán a favorecer los adelantamientos y por ende al espectáculo (¡joder con el espectáculo!). Así, se ha reducido el tamaño del alerón trasero y se ha adelantado y elevado su posición; se ha retrasado el nacimiento del difusor, reduciéndolo con la intención de que genere menor downforce y menor cantidad de turbulencias al paso del vehículo; se han eliminado las protuberancias y aditamentos sobre la carrocería, con la intención de que el aire salga más limpio de la zona posterior, etcétera. Para equilibrar el asunto se ha vuelto a los neumáticos slicks (lisos de toda la vida), y como había que evitar que las gomas delanteras perdieran adherencia tras la desaparición de la elaborada aerodinámica que las sujetaba al suelo, se ha resuelto colocar un alerón gigantesco (40 centímetros más ancho que los actuales), que baja su posición en algo más de 7 centímetros con respecto a la hasta ahora habitual, que debe ser totalmente plano en el medio metro central, y que dispone, además, de un sistema que permite una ligera variación en su configuración.

Hasta aquí todo iría bien (espero sinceramente no haber metido la gamba en la descripción, y si ha sido así que alguien más ducho que yo me enmiende la plana), salvo por lo que supone el alerón delantero, que no deja de ser un modificador obligado para un esquema que sin él resultaría insolvente. Y no lo digo yo, que conste, sino un colega que sabe mucho más que yo de esto, y que a mi pregunta pacata sobre cómo se podía haber resuelto sin el alerón de los cogieron, no ha tenido mejor ocurrencia que informarme de que habría bastado con reducir el tamaño de los neumáticos delanteros.

Como lo leéis, porque el diámetro actual de los mismos obliga a situar la nose de los monoplazas a una cierta altura por aquello de alojar convenientemente la dirección y los anclajes de la suspensión, y porque además está el asunto de su volumen, y la enorme resistencia que ofrecen al aire cuando ruedan o se mueven lateralmente… Si fuesen más pequeños, el centro de gravedad en esa zona estaría más bajo y por lo tanto el coche resultaría mejor equilibrado, y ofrecerían menor resistencia al avance, con lo que no haría falta un alerón tan grande ni que estuviera facultado para variar su inclinación, porque el monoplaza sería más sencillo de conducir.

Habiendo reducido el tamaño del difusor, se adelanta y eleva el alerón posterior para compensar la zona trasera. Habiendo eliminado la cantidad de chirimbolos y aletas que han decorado los coches los últimos años, se recupera el equilibrio perdido aumentando la downforce delantera con un alerón más bajo y grande que los actuales. Manteniendo el tamaño de las ruedas, se amplía aún más el alerón y listo.

Sencillo, muy sencillo, demasiado sencillo, aunque al parecer nadie había contado con la posibilidad que ya ha denundiado Heidfeld, de que en las salidas y en los adelantamientos en curva, llevar una cosa tan ancha ahí delante es sinónimo de Safety Car, abandonos o boxes a las primeras de cambio.

¡Que viva el espectáculo!