jueves, 5 de junio de 2025

Snack bar Budapest


La necesidad de que Norris convenza casi por obligación nos está llevando a descubrir territorios ignotos, caso, por ejemplo, del empeño mostrado en que Max cambie de pasaporte pues porque sí, que cantaba Calle 13.

A ver, que tampoco quiero herir a nadie, pero la turrada acerca de que Verstappen es un tipo sucio en pista empieza a cantar más que La Castafiore, sobre todo en boca de algunas voces autorizadas que, hace como quien dice anteayer, se quejaban precisamente del implacable sesgo anglosajón de nuestra prensa especialista cuando valora a según qué pilotos que no son isleños. 

Tampoco cuento —nunca se debe contar con ellos— con los abonados a que, en los setenta y ochenta del siglo pasado, la F1 era tan maravillosa y de hombres que cabe poquito que decir en la actualidad, aunque consideran que no se pueden tolerar actitudes antideportivas como las mostradas por el tetracampeón en Montmeló (sic). O no vivieron aquellos tiempos que dicen añorar o tienen una empanada mental de calibre sideral...

Por cosas más gruesas se puso en vitrina a Michael Schumacher, como prototipo de conductor de raza que sólo buscaba vencer sin reparar en gastos, y a Hamilton se le llamaba velociraptor porque olía a sangre y tal, y claro, se le ponían los ojos en blanco y había que comprenderle, incluso cuando metió un viaje criminal a nuestro protagonista en Silverstone 2021. 

El caso es que Hill, Brundle, Kravitz, Schumacher (R), Rosberg y Lobato —sí, Rosberg y Lobato—, y un larguísimo etcétera de sotanas agradecidas, no pasan ni una al holandés, porque, imagino, toca no pasarle una al hijo de Jos para que sólo brille en el lado oscuro de la Fuerza y no empañe la anacarada luz del fair play británico, sobre todo ahora que el candidato Lando tiembla como un flan en los momentos difíciles y Lewis atraviesa uno de sus legendarios momentos ¡ay mamita que no me encuentro!

Max no hizo bien en Barcelona y no hay mucho que aclarar al respecto. Bien estuvo la sanción de 10 segundos, pero sobraban los 3 puntos en la Superlicencia y el vil manoseo al que se ha visto sometido por las fuerzas vivas de lo nuestro, tan hipócritas ellas. El resultado no se puede modificar, aunque sí nos convendría asimilar, pienso, que vamos por mal camino si los coñazos de McLaren este año resultan más tolerables que los de Red Bull hasta 2023 y, de paso, si comulgamos sin rechistar con eso tan manido de que la FIA y los medios tratan equitativamente a nuestro vigente Campeón del Mundo.

Hay dos varas de medir, y una intencionalidad clara: que Lando Norris se corone en Abu Dhabi aunque no lo merezca.

Os leo.

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