Ben Rumson canta Wand'rin Star mientras abandona el viejo poblado minero debido a que se ha convertido en un pueblo más, la cámara sigue al soñador manteniendo el plano corto...
Quedan todavía veinte carreras y cinco Sprints para que concluya el campeonato 2025, pero el nivel de ansiedad y conclusiones, precipitadas o no, hace previsible que abramos vía de agua antes de llegar al verano. Brackley ha señalado que juega esta temporada pensando en 2026 [Mercedes reveals date for first major 2025 F1 car upgrade], Milton Keynes cojea de segundo piloto y coche, y más que lo hará del vehículo hasta pasado el Gran Premio de Canadá.
Maranello está tardando en arrancar, Lewis más, pero Woking intuye lobos hambrientos insinuados en la umbría del bosque y se siente un poco Caperucita Roja... ¿Qué más quiere la prensa?
Por fortuna, en Nürbu sabemos cómo sufren los monoplazas críticos (punta) en montonera, donde reina el aire sucio, lo que cuesta enderezar algunos estrenos, lo que dura la pretemporada, y que Jero llevaba razón llamando fondo curvado al suelo, incidiendo en que, a diferencia del fondo plano, precisa de un mayor caudal de aire, a poder ser estable, y, en consecuencia, nosotros vemos la vida pasar sin tanta ansia viva por centímetro cuadrado como afecta a los que nos miran de reojo.
Me pregunto qué coño de gracia tiene saber a mediados de abril cómo terminará el Mundial en diciembre próximo, si de lo predecible era precisamente de lo que huíamos...
Liberty Media ha creado un tipo de consumidor impaciente a la F1 del que se retroalimenta constantemente, que no se sostiene en pie como le corten los hilos que le unen a la seguridad y certezas que le brindan gratis los abundantes gurús que disfrutamos, pero que, así y todo, reina e impone su ley en redes sociales, el actual ombligo del mundo, de éste y del otro, de cualquier mundo.
Os leo.
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