Juraría que leemos con más atención las etiquetas de los envases o los prospectos de los medicamentos que nuestro día a día en las carreras...
Entiendo que esta Fórmula 1 ha desterrado a los que, como yo, nos cruzamos con este deporte cuando las necrológicas abrían en cada crónica heridas difíciles de cerrar, y se ha enfocado a un inmaterial donde ya no hay aficionados, en sentido estricto, sino consumidores fuertemente hormonados que reaccionan a los estímulos del espectáculo como preadolescentes ante la sexualidad.
Sí, admitiría debatir si Checo sí o Checo no en caso de que no anduviera la prensa anglosajona revolviendo el río, las arenas y los lodos, si no siguiese siendo el objetivo de tanta cizaña desestabilizar a la desde hoy mismo actual Campeona del Mundo en Constructores; pero con tanto ruido de fondo es imposible establecer una mínima discusión razonable y razonada. Al piloto de Guadalajara lo han crucificado y resulta complicado bajarlo de los palos donde lo han levantado para que los gusanos le escupan.
¿Hay mejores candidatos que el mexicano para inmolarse a mayor gloria de Max Verstappen?, venga, que rulen esos nombres, pero no hagamos luego lo de siempre: recordar a toro pasado que el segundo asiento en Milton Keynes acumula más víctimas que la serie Midsomer Murders.
Sergio Pérez ha cometido un error en Suzuka con un coche tocado, pero sigue siendo segundo en la general de Pilotos, por detrás del holandés aunque por delante de Hamilton, Alonso y la tropa de Ferrari... yo diría que está bastante bueno.
Os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario