Al final nos quedó un domingo de lujo: Sáinz demostrando en Monza que es piloto de una pieza, Alonso salvando los muebles y Palou coronándose por segunda vez campeón de la NTT IndyCar Series en Portland.
Queda una cita para que concluya la Serie norteamericana —Laguna Seca, este próximo fin de semana—, pero Álex no ha querido esperar y prefirió sentenciar el título venciendo en el Portland International Raceway, lo que me llenó de alegría por dos razones: la primera por el triunfo en sí, y la segunda, por todos aquellos que auguraban un futuro negro zaíno al barcelonés después de su desencuentro con Ganassi en 2022 [Lío en la oficina] y han tenido que envainársela o buscar atajos para salvar el tipo.
A nuestro periodismo le gusta mostrarse paternal más que a un tonto una tiza, pero, aquí, la única que da lecciones que no ha pedido nadie es la vida, y mira tú por dónde, Álex Palou sabía lo que hacía entonces y cómo rematar la faena.
Pasad buen lunes. Os leo.
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