El hombre de la foto se llamaba Mortimer y su historia se la escuché por primera vez a Luis Ortego durante una conversación que mantuvimos por teléfono...
Empresario, piloto y amante de los automóviles, sus amigos y conocidos le llamaban cariñosamente Mort porque al parecer era una buena y gran persona. Comenzó a correr a inicios de los treinta del siglo pasado y en 1933 se embarcó en disputar las 24 Horas sobre un pequeño Aston Martin 1½ Le Mans con el que él y su compañera Elsie Wisdom quedaron vigésimo segundos pero sin llegar a ver la bandera a cuadros.
Al año siguiente lo intentó de nuevo, esta vez junto a Jim Elwes. Tampoco acabaron pero aquella edición tuvo un sabor especial para nuestro protagonista porque aquel abril había nacido su primogénita, quien por azares del destino lleva cuatro años exactos a su hermana pequeña. En 1935 fundó el Aston Martin Owners Club —el más antiguo de Gran Bretaña de sus características— y siguió compitiendo y visitando La Sarthe en junio. Su mayor éxito como piloto en la prueba gala lo obtuvo en 1951 junto a Nigel Mann, situando su Aston Martin DB2 en la décima plaza de la general, pero, en lo personal, Mortimer siempre recordó con especial orgullo y gratitud cuando lideró desde el muro el doblete logrado por Jaguar en 1953 [British cats, 1953 (#24LeMans 21)] aunque continuó corriendo en carreras menores y haciendo de Director de Equipo para escuderías como Maserati en 1960 y 61.
Nuestro chicarrón siempre fue un hombre de familia que trataba de paliar sus largas ausencias trayendo regalos a sus pequeñas; concretamente a Jane, la mayor, la obsequió una vez con un mono de trapo que inmediatamente se convirtió en chica, fue bautizada como Jubilee y aún permanece al lado de su feliz propietaria, la primatóloga más grande que existe, Jane Goodall, hija de un piloto que ha quedado ligado a las 24 Horas de Le Mans...
Sí, él fue Mortimer Morris-Goodall, Mort.
Os leo.
1 comentario:
¡Ostras, creo que se me ha metido algo en los ojos!
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