Nos habíamos acostumbrado a lo bueno demasiado pronto, pero en Hungría ha venido Paco con la rebaja y, en cierto modo, nos ha pillado con el pie cambiado aunque la carrera en sí haya sido limpia y bonita.
Existe cierta desazón por el resultado. Max se merecía la victoria y ha sido demoledor verle claudicar en las últimas vueltas, pero en realidad el mejor trabajo lo ha hecho Mercedes AMG, y a pesar de que Lewis no creía inicialmente en el triunfo, Brackley ha demostrado que ha leído mejor la prueba que Red Bull y, claro, se ha llevado el gato al agua, y con merecimiento, que diría mi abuela.
Hungaroring es un circuito demasiado especial en el que se pagan muy caros los desenfoques. En el cómputo global, en la cuerda magiar cuentan más sus curvas que sus escasas y cortas rectas, a priori, el coche de Milton Keynes podía ir como pez en el agua aunque a la hora de obtener la respuesta adecuada el RB15 dependía mucho más de las ruedas que en otros sitios. Sintetizando mucho se podría decir que el chasis y la parte mecánica del coche austriaco han tenido que esforzarse más porque no contaban con el mágico apoyo de la aerodinámica made in Newey, lo que ha originado un excesivo desgaste de las cualidades elásticas de las gomas a pocas vueltas del final.
Hemos hablado otras veces de lo que supone una caída de rendimiento en los compuestos. No consiste sólo en una pérdida de prestaciones sino que éstas derivan en un cúmulo de complicaciones. Se origina más huella (zona en que la rueda pisa el asfalto), por ejemplo, y al haber más superficie de contacto hay más rozamiento del deseable y se pierde velocidad amén de que se somete a la unidad de potencia a un mayor trabajo. El balance del vehículo cambia y esto modifica la aerodinámica en recta y se pierde más velocidad, las trazadas se vuelven más inseguras, etcétera, etcétera, etcétera.
Verstappen ha estado sobresaliente incluso una vez que ha sabido que Hamilton se lo iba a merendar con patatas y él carecía de margen de respuesta. El británico también, obviamente. Incluso contando con la ventaja de su juego de gomas nuevo había que llegar al holandés sin saber si éste iba a poder mantener el ritmo o defenderse en caso de que lo perdiera. Lewis ha hecho lo que tenía que hacer y su equipo le ha pedido, y se ha llevado el premio por estar donde había que estar.
La carrera quizás ha resultado un poco fría por su desenlace, pero es que la Fórmula 1 moderna tiene mucho de ciencia exacta y en el Gran Premio de Hungría, Mercedes AMG ha leído antes y mejor la ecuación que Red Bull y la ha resuelto con sobresaliente.
Os leo.
Os leo.
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