sábado, 28 de octubre de 2017

Sobrevivir a toda costa


Hace unas horas lo escribía en mi colaboración para Graining.es [Alas en México], Red Bull tiene una gran cantidad de papeletas para salir por la puerta grande del Hermanos Rodríguez y lo acabamos de ver durante la clasificación para el Gran Premio de México.

A pesar de la inexplicable diferencia de prestaciones que se han observado en los vehículos números 3 y 33 de Milton Keynes, con Daniel Ricciardo haciendo de patito feo, la austriaca ha cumplido los pronósticos, y Max zarpará mañana en segunda posición desde la primera línea de la parrilla, al lado justito del protagonista de esta entrada.

Y es que a pesar de la excelente demostración del jovencísimo piloto holandés de Red Bull en tierras aztecas, prefiero echar este ratito hablando de Sebastian ya que hay que reconocerle al alemán los santos cojonazos de no ceder ni un milímetro en sus aspiraciones a pesar del manto sombrío que atenaza Maranello.

Ferrari ha perdido el Mundial de Marcas y necesita salvar los muebles como sea en el de Pilotos si pretende seguir vendiendo un proyecto que, después de tres años, parece estar donde donde se quedó en 2014: la italiana como segunda, por delante y por detrás, todo es la vida pasar...

Aquí es donde me cabe enfatizar el papel de Vettel. Haga de náufrago agarrado a una tabla en lo más solitario y porfundo de alta mar, haga de loco que niega una y otra vez la realidad, el de Heppenheim es lo único que le queda a la rossa para salir de este difícil atolladero y lo cierto es que el tetracampeón sigue agarrándose a un clavo ardiendo en cuanto tiene oportunidad.

Lejos de filias o fobias, el SF70-H ha vuelto a mostrarse más sólido y veloz que el W08 de Brackley, y ya van unas cuantas como para que sea aceptable seguir insistiendo en que el vehículo de la anglo-germana es una máquina matadora de la muerte que no tiene rival.

Los problemas de La Scuderia han sido otros, no el coche. Se han perdido quintales de puntos en base a bobadas o despropósitos, sin duda a un erróneo planteamiento que encuentra su raíz en las primeras carreras de este campeonato al que apenas le quedan dos telediarios.

Hemos hablado muchas veces sobre este mismo asunto así que vamos a dejarlo aquí, fundamentalmente porque gracias a Sebastian, a la de Il Cavallino todavía todavía le quedan por escribir alguna de las pocas páginas que se Mercedes AMG ha dejado en blanco.

Vettel no es la niña de mis ojos, lo sabéis de sobra. En la balanza tengo tantos pros como contras para poner en cada platillo que el fiel difícilmente se mueve de su sitio.

El alemán me convence a ratos en 2017. Me deja tibio la mayoría de veces y lamento que a partir del verano haya hecho viejas las palabras que le dediqué en primavera [¡Bienvenido, Sebastian!], pero ello no me impide alabar su coraje de esta tarde, porque en eso consiste sobrevivir a toda costa: en poner toda la carne en el asador a pesar de que las cuentas no salgan, o casi, y en aceptar que mañana se la juega (de nuevo) teniendo que vencer al Demonio de Tasmania que parte junto a él desde la primera línea de la parrilla del Gran Premio de México.

Forza! Os leo.

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