¡Mátame!

A ver, que levante la mano quien no sienta que este periodo entre temporadas está resultando especialmente extraño. En serio: ¿no tenéis la sensación de que en vez de un cambio de normativa estamos viviendo el inicio de un cataclismo...?

Si esto fuese una película de animación, ya sabríamos a estas horas, más o menos, lo que le sucederá a Scrat por no querer renunciar a su bellota. Pero se supone que es el mundo real y no es ni medio normal que se escuche el ruido de un alud como telón de fondo, y la prensa internacional ande señalando para otro lado.

Ayer mismo, un conocido periodista español se interrogaba a través de su cuenta de Twitter sobre la nula repercusión que a su parecer había tenido, que Wolff haya perdido a un Campeón del Mundo y a su Director Ejecutivo de la misma tacada. Por suerte Germinal le recordaba que aquí llevamos hablando del asunto practicamente desde que Nico colgó los guantes y el casco.

Pero no es sólo eso. O mejor dicho, no se trata sólo de que la tricampeona vigente haya dado abundantes muestras de carecer de plan «B» durante el mes de diciembre pasado —y lo que te rondaré, morena—, interiorizando a lo moderno la herida producida por la retirada de Rosberg, es decir, haciendo un casting para Operación Triunfo que por previsible, lleva camino de terminar como los post it que te recuerdan desde la nevera, día sí y día también, que falta la leche descremada para Amama...

Pascal Wehrlein, hombre de la casa de Stuttgart, alemán, campeón del DTM, probador de las estrellas de plata, no parece ser el hombre adecuado para reemplazar al marido de Vivian. Paddy Lowe tenía decidido irse de la mejor plataforma de la parrilla desde septiembre pasado, y se dice ahora que ha elegido una segundona para compartir cama.

Toto y Niki no saben ni por dónde les da el aire. Al parecer llega Allison, sí, pero para hacerse cargo de un proyecto en el cual no ha participado. Se queda Lewis, sí, también, pero el W08 lo está probando en el simulador un gnomo currante cuyo nombre será desvelado antes de que comience el sarao en Barcelona, porque el británico sigue haciéndose selfies donde Brian perdió la sandalia, ya me entendéis...

Fuera de Brackley la cosa no mejora. Lo de Ron Dennis con Mansour Ojjeh y los bareinitas lleva camino de superar en intrigas y mala hostia la trilogía de El Padrino o la serie Los Soprano, versión McLaren late night, of course!, presentada por James Fallon. Andan por ahí Capito y Hasegawa, pero no sé si quedarme como pareja cómica con Marchionne y Arribavene.

Pat Symonds se apeaba de la aventura que había comandado con vistas a celebrar el cuadragésimo aniversario de Williams en F1, aunque nos quedan un montón de interrogantes, un bisoño Lance Stroll —y su augusto padre, don Lawrence—, y mi Felipe, quien se retiró pero sigue entrenando para firmar un backs back en toda regla, eso sí, por seis millones de dólares...

Y cuando el muro de la tranquilidad parecía un lugar seguro donde llorar, Manor peta y Vasseur se marcha de Renault mientras Abiteboul carga contra Kevin Magnussen porque sobre un laboratorio rodante hay que portarse como un hombre y tal...

A ver, que levante la mano quien no sienta que este periodo entre temporadas está resultando especialmente anómalo. En situaciones parecidas a ésta todo era razonablemente normal y los sustos se dejaban para Halloween.

Scrat se escachufla, seguro.

Os leo.