martes, 24 de enero de 2017

El Hermano Prefecto


Me eduqué con frailes y es por eso que, anoche, antes de cerrar definitivamente la persiana, cuando vi la imagen que me mandaba Maxi por Telegram, pensé inmediatamente que a Ross le iba a tocar interpretar el papel de Hermano Prefecto...

Esta mañana, o madrugada, como prefiráis, mientras tomaba mi cafecito antes de que cantase el gallo de Gorliz y contactaba con la realidad, he podido ver la fotografía de marras y leer sobre ella. Y efectivamente, la segunda decisión de Liberty no va contra el bonus de Ferrari, sino sobre cómo organizar el colegio. Chase Carey como CEO, Sean Bratches a cargo de la parte comercial y Ross Brawn como Hermano Prefecto.

La idea, a priori, parece tan inteligente como saludable. La Fórmula 1 va a crecer, al menos eso es lo que se pretende, y resulta totalmente lógico que su gobiermo se diversifique en aras de dotar al nuevo escenario de la necesaria versatilidad.

A tal fin, Carey se sitúa al frente pero delega las dos funciones más importantes en las espaldas de dos personas de contrastada solvencia. Por un lado, Bratches es un experto en ventas y mercadotecnia, y será el encargado de lidiar en la parte crematísica y logística de la cosa con circuitos, equipos, fabricantes, medios de difusión, etcétera. Por otro, Brawn, quien batallará con la FIA, los equipos y suministradores, en la parte técnica y deportiva.

Suena bien, para qué vamos a negarlo si nos hemos pasado media vida quejándonos de que demasiadas veces, la Fórmula 1 parecía un pollo sin cabeza porque la economía, la política interna y el deporte, se solapaban de manera insoportable. En este sentido, la elección del de Ashton-under-Lyne para su cargo parece sobresaliente. Poner un zorro a cuidar de las gallinas siempre supone una jugada maestra, y en el caso de Ross aún más, por cuanto el británico sabe de F1 y de sus entresijos seguramente más que Carey y Bratches juntos.

Ahora bien, los vínculos que ha mantenido Brawn con determinadas escuderías de la parrilla pueden jugar en su contra, ya que puede llevar al resto a enrocar posiciones, sobre todo en la imprescindible remodelación del Grupo de Estrategia, tumor de nuestro deporte que aunque parezca imposible de creer, hace más daño a los equipos pequeños que el bonus de Maranello.

Sin Bernie en el escenario, tan dado él a repartir a las escuderías díscolas gabelas, adelantos, ayuditas, patrocinadores, inversores o compradores en última instancia, con tal de que cerrasen sus bocazas, el asunto de conseguir consensos pasa inevitablemente por erradicar primero una cultura del trapicheo de favores que lleva instalada en El Circo desde hace varias décadas. 

No me cabe la menor duda que Carey, Bratches y Brawn lo tienen entre su prioridades más acuciantes, y que éste último, en particular, lo tendrá presente en todas y cada una de sus oraciones, ya que como buen Hermano Prefecto, es leal a la congregación pero conoce a la perfección las debilidades del ser humano y cómo corregirlas. Al menos eso espero.

Os leo.

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