Recuperando el saque

Admitámoslo, que sé que algunos no lo harán, Ferrari nos ha metido un cohete de feria en el culo y lo ha hecho estallar. Duele, pero estamos al final del primer tiempo y os tengo aquí sentados, esperando a que comience el segundo, esperando quizás a que os diga que la cosa tiene remedio inmediato, cuando lo que os voy a decir es que hemos nacido hechos de esa pasta especial de los que saben que van a morir y aún así, luchan y se rebelan, porque por mucho que digan lo contrario, los caídos jamás son iguales, aunque la cruz que los cobija arroje una sombra que protege por igual a valientes y baldíos.

Canté aquí mismo la remontada imposible de Maranello en 2010. Os mantuve en estado de esperanza en 2012, y no será hoy cuando os pida que echéis las orejas atrás como hace Iker al reprender entre risas a Eleentxu por ser como es: más lista que el hambre, por sintetizar.

Estamos hechos de polvo de estrellas, que diría Carl Sagan. Soñamos siempre y cuando haya algo que soñar, y se ve que no toca hasta este verano. Hemos perdido el saque y conviene entender por un lado, que el partido es largo, que hasta su cierre nada está perdido y por último, que el bardo que ha ocupado sus horas en corregir un libro sin escribir una miserable entrada, no se quiere perder por nada del mundo lo que está sucediendo, aunque apenas sea nada.

He vuelto porque todo chamán tiene que retornar siempre a Ixtlan y este lugar me resulta magnético. Y aquí estoy, a jueves, en Nürbu, como diría Concha, para deciros que vamos a hacer de tripas corazón porque hay que recuperar el saque como sea, que de paso, tenemos que superar juntos esta envolvente que nos lleva inevitablemente a pensar en Ferrari cuando el futuro y el hoy se llaman exclusivamente McLaren, y que con suerte y a partir de mañana, volveré a ser Jordan Belfort porque me noto pelín chubarra y voy a seguir apoyando a nuesto compatriota así caigan chuzos de punta.

En todo caso, como siempre, os leo.