Confesadlo, leído el título habéis pensando en aquello de aquí viene
Jose para apretarle las gomas al tetracampeón más joven de la historia, y
no, a Seb lo estoy guardando en la nevera al menos hasta que pase
Silverstone.
Luego sí, le tocará sufrir mis iras y mis demonios domésticos porque
soy de los que perdonan pero no olvidan, porque a él le debo cuatro años
bastante cansinos, recurriendo a su imagen aquí y allá, hablando a
veces sin ganas, y porque en el fondo, siempre viene alguien que acaba
diciendo lo que has pensado en el último lustro.
Es el caso. Niki, uno de mis pilotos
preferidos a pesar de que fuera de la pista siempre me ha resultado
tristemente insoportable, ha dicho recientemente que el de Heppenheim es
poco menos que un tipo a quien ha mimado la fortuna y su equipo de toda
la vida, que ahora se las ve putas compitiendo de tú a tú con un
individuo que acostumbrado a conducir hierros, ha encontrado en el
malparido RB10 un juguete con el que jugar como cuando militaba en Toro
Rosso, sin nada que perder y mucho por ganar, para que no entendamos.
Marko, como no podía ser de otra manera, ha salido corriendo a echar
un capote a su pupilo. No se ha metido en el garaje de Mercedes como
hiciera en el de Faenza para poner a Jaime de vuelta y media cuando
aquello de que el catalán estorbó en pista a la estrella en Yeongam. No,
el enemigo actual está en su propia escudería y Helmut no quiere
empezar a tirar piedras tan temprano, no sea que le caigan sobre la
cabeza. No, repito y concluyo con esto, el jefe en la sombra de la
austriaca ha bajado su perfil de hambriento cocodrilo del Nilo y ha
excusado a su chico afirmando cual lagartija tomando el sol en verano,
lo que ya sabíamos, que Seb depende de una zaga estable y seria hasta
decir basta, que no le juegue malas pasadas, vamos, y que en cuanto
Adrian se la dé, volverá por sus fueros.
El caso es que Mark era un piloto de Fórmula 1 con necesidades
básicas de subviraje y uno se pregunta si el austriaco de los cogieron
no se habrá vuelto tonto desvelando a estas alturas, por qué el aussie las pasaba tan putas con el mismo vehículo que su compañero…
Queda, obviamente, saber cómo responderá Dani ante un cambio tan
radical —si Seb no está cómodo y necesita el prometido sobreviraje, de
suyo podemos intuir que el RB10 peca en la actualidad de todo lo
contrario—, y aunque apuesto a que el sonriente australiano de la
dentadura blanca seguirá dando al alemán donde más le duele incluso con
un coche sobrevirador neonato (cualquier cosa menos un Toro Rosso), lo
que saco en claro de todo esto es que Marko y Lauda son dos
bocachanclas. El primero por gilipuertas, y el segundo porque siempre
muestra tendencia a meterse en jardines de difícil salida.
Pero el caso es que el primero no acierta ni a la de una y el
austriaco, donde pone el ojo pone la bala. Aojó a Fernando en 2007
llamándole perro y a Lewis descartándolo en Malasia como candidato al
título en 2009, así, por sus cogieron, a las bravas, que diría aquél. Y
es que Niki es una calculadora incluso desde el geriátrico, y si viene
ahora y dice que Seb «se ha olvidado de pilotar otro tipo de coche»
[a los RBR dóciles se refiere, supongo], me temo que ya ha sentenciado
al alemán con el ojo malo que a la postre resulta el que mejor lee el
futuro.
¡La jodimos, Seb! Niki te ha puesto de patitas en el patíbulo y Marko
ni ha mencionado tus manos. Coche, coche, coche… ¿No decía Fernando que
no luchaba contigo sino contra Adrian? Pues eso, tío, que yo que tú
rechazaba el nuevo chasis que te pondrán en Barcelona y me pensaba dos o
tres veces cómo descabalgar a Dani con las mismas armas en los mismos
circuitos, antes de apuntar siquiera a revalidar título.
1 comentario:
Achtung!
Entre austriacos sigue este juego de trileros. ¿A quien le van a robar la cartera?
¡Saludos!
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