Decía el otro día que Kimi había adelgazado y hace unas jornadas
hacía seis años desde que mi padre cerró definitivamente sus ojos. Nürbu
ya estaba lanzado y sentí demasiado pudor para narrarlo como habría de
hacer tantas otras veces con los muchos amigos que he ido dejando
detrás…
Llevo unas semanas complicadillas. Mucho trabajo, poco sueño y mi
alcalde y mi presidente que decidían fundirse en un abrazo de fechas con
mi progenitor, y aunque me empeñe en negarlo, una y otra vez busco el
reposo que mi cabeza demanda en un pasado imperfecto que aunque
agridulce, huele a leña de hogar como ningún otro lugar.
En fin, ha caído también Stefano, mi
seminarista incomprendido, como una ficha de dominó ante un suspiro de
viento y os confieso que no tengo tan claro que el mundo sea después de
él, ni poco ni muy diferente.
Será distinto pero en matices, seguro, como los monoplazas que
disputan el Mundial. Extraño, también, sobre todo durante los primeros
meses posteriores al cambio, pero como os vengo diciendo, porfío en que
alguien vendrá que a Domenicali haga bueno. Y es que no confío en un
deporte en el cual, una de sus leyendas más emblemáticas deja sus
riendas más inmediatas en tipos que tienen que ver más con la dirección
de empresa que con correr sobre piso mojado, por muy italianos que sean,
como es el caso de don Marco Mattiacci.
Será que todavía no he entendido del todo que esto sea un negocio y
por qué todas las escuderías estén bajo mandos que jamás se jugaron el
pellejo intentado ganar un campeonato, pero miro a los lados y veo a ex
jugadores gobernando con sabia mano equipos de fútbol, de baloncesto, de
ténis, de vela. Gente que sabe lo que es bregar sobre el terreno
ideando estrategias para dominarlo de nuevo, esta vez desde el borde del
área.
Si la experiencia sirviese de algo, como se empeñan en decirnos
nuestra curia política cuando no recuerda a Zapatero y los males que
trajo bajo el brazo, y los otros, los responsables de que haya que
recurrir al de Ponferrada para justificar por qué todavía no están en la
cárcel, lo suyo sería que fuese un grado, como decía mi abuelo. Y lo
cierto es que hay sitios en que sí, en los que el tiempo invertido en
crecer puede ser puesto al servicio de los que vienen detrás, pero hay
otros, como esta máxima disciplina del automovilismo deportivo que se
llama Fórmula 1, en que las preferencias están claras mientras nuestros
viejos héroes todavía vivos, se marchitan lejos del paddock a la espera de que les llamen para poner la sonrisa y decir unas palabras en cualquier evento.
No lo entiendo, o mejor, sí, sí que lo comprendo. Hablaba el otro día
de lo anciano que se está quedando el deporte y de su endogamia, y el
cambio de cromos con Domenicali y Mattiacci como protagonistas, me lleva
al mismo territorio que describía como peligrosamente falto de ideas y
de inventiva…
A ver, habiendo gente por ahí como Prost, Berger y tantos más, por
qué no se les llama para ocupar el puesto dejado vacante por Stefano en
un equipo que necesita como ningun otro, cambiar de planteamiento y
actitud sobre los circuitos.
Sí, entiendo lo de Domenicali y lo aplaudo porque el pobre estaba más
quemado que la pipa de un indio y porque además, siempre ha sido más
sencillo remover al mister del banquillo que tirar el equipo a la
basura. Pero lo de Mattiacci me mata y no porque el hombre no valga
para la labor que le han encomendado, que sinceramente no lo sé, sino
porque se me ha ocurrido pensar en que su figura tal vez sea la única
solución posible en un universillo en el que la experiencia
realmente no sirve de nada y en el que las viejas glorias del deporte,
acabarían haciendo agua como nosotros, sin terminar de entender de qué
coño va la cosa.
4 comentarios:
Creo puede haber una razón por la que el bueno de Domenicali es sustituido por este nuevo personaje, que como bien dices sinceramente no creo que sepamos si es válido para la labor, y esa razón puede ser que termine la temporada y tras esto venga a Ferrari alguien "de campanillas". Aunque espero equivocarme y que el tal Mattiacci sea un genio pues otra cosa sería tirar la temporada a la basura. ¿ Será que Montezemolo ya la ha tirado tras su espantada de hace diez dias?
Pobre Nano..........
Un saludo.
Alvaro.
Completamente de acuerdo con Álvaro. ¿No da la sensación de que, como a veces en el fútbol, se ha puesto en el banquillo a alguien "de la casa", en ese típico periodo de transición, hasta que aterrice el nuevo nombre reconocido y reconocible?
O quizá son sólo deseos míos...
Ferrari ha tirado la temporada por el retrete oficialmente.
No creo que se tire una temporada tan rápido... Es importante apretar en esta para llegar a la siguiente...
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