Inside Ferrari

Como digo siempre, si Ferrari no existiera habría que inventarla porque de otra manera no sabríamos de qué hablar. 

El caso es que durante el pasado G.P. de India, a falta de campeonato y de qué contar sobre el Nano que no pase por su honesta y eficiente forma de trabajar, buena parte de las miradas de la prensa, sus especialistas, y de los aficionados en general, ha pasado por mantear a Felipe Massa. 

El asunto no es nuevo. Desde su retorno tras el accidente sufrido en Hungría 2009, mi Felipe ha estado en entredicho. No he ocultado (creo que fui de los primeros en alertar sobre el asunto), que el accidente podía haberle mayor pasado factura de la aparente, y si me he referido a él en contadas ocasiones, como bien sabéis, ha sido, fundamentalmente, por no varear yo también a uno de mis pilotos más queridos, porque para soltar la muñeca ya tengo abundancia de objetivos en la parrilla.

Bien, Massa no es un superclase y depende demasiado de su vehículo. En realidad, la F1 está llena de pilotos como él, que necesitarían algún que otro pulido y que dan lo que da el vehículo que montan, pero el brasileño está en Ferrari, para lo bueno y para lo malo.

Dicho esto, el F150, como argumenté el otro día, está sufriendo modificaciones de cara al año que viene, que han originado que su comportamiento no sea tan noble como desearíamos todos. Fernando dio un par de muestras de la dificultad que conllevaba conducirlo durante la carrera india, enderezándolo con dureza, pero Massa se llevó la peor parte. El sábado rompía la suspensión delantera derecha al acometer demasiado brucamente un piano y saltaban las alarmas. Como la cosa se replicaba el domingo tras el encontronazo con Hamilton, las campanas llamaban a sacrificio.

El caso es que soy de la opinión de que el ángulo de avance (cáster) de la suspensión delantera del 150 Italia era demasiado pronunciado en aras de sostener el nuevo alerón probado por Ferrari durante el fin de semana. Esta circunstancia conlleva un comportamiento en frenada más brusco y un aumento de la dureza de la dirección, lo que a su vez, hace al vehículo más delicado ante baches o alteraciones del terreno, originando una desenvoltura general más tosca. Toda vez que los pianos de Buddh Int. Circuit parecían órganos por el tamaño de su desnivel, y que Massa suele atacarlos un poco fuerte aunque su altura sea menor, el cáster podría ser la razón de que el brasileño no se mostrara muy fino que digamos, y de que se dejara las suspensiones en el desempeño de su labor. 

Como el comportamiento de un monoplaza define también el de su piloto, me gustaría apostillar con la parrafada anterior que sospecho que Felipe no iba cómodo el domingo pasado, razón por la cual se va en la curva número 1 durante el comienzo de la vuelta 23, propiciando que Lewis se le eche encima. La lucha entre los dos hombres durará una vuelta y casi media más.

El británico, apoyado en su MP4/26 (más rápido y ágil), ataca al brasileño con denuedo, hasta que decide rematar la faena. Lewis realiza una maniobra de sobresaliente alto. Consciente de los problemas del Ferrari número 6 en curva (es listo Hamilton), como necesita el interior amaga con irse hacia el exterior para sacar a Massa de la trazada, intuyendo que éste se irá largo. Enseña el coche por el lado derecho (quinto fotograma de los de abajo), y en cuanto el paulista reacciona, se mete rápidamente hacia la izquierda, ganando la posición. 

Llegados a este punto, cabe decir que Felipe no está en la inopia aunque trague el anzuelo. En la secuencia, he trazado un arco sobre su cabeza, señalando con flechitas naranja la posición frontal que ocupa la pegatina Inside Ferrari en su casco, de manera que se ve perfectamente cómo Massa está atento y vigilante de las evoluciones de Lewis a través de los retrovisores, pues mueve constantemente la cabeza a un lado u otro hasta que descubre que ha caído en la trampa del británico y reacciona, tarde, acelerando y tratando de cerrar una puerta por cuyo vano ya ha metido el morro Hamilton, con el agravante de que su vehículo parece un tractor. El resto ya lo conocemos.

Os leo.