El ornitorrinco revisitado

Siento debilidad por las cosas imperfectas. Tal vez a consecuencia de que mi trabajo se basa precisamente en evitar la perfección, ya que buscarla me llevaría a la ruina, entiendo el mundo como un cúmulo de imperfecciones con las que disfrutar, y en el caso de mi afición a la F1 aplico la misma coherencia, por tanto, admito que el ornitorrinco es un coche mejorable, imperfecto, sujeto a muchas dudas, ni se puede negar ni me conviene hacerlo porque ahí anda y se puede ver.

Otra cosa es que las comparaciones realizadas en base a resultados sean útiles a la hora de valorarlo, cosa que no creo, porque la incertidumbre que asola esta temporada acaba con cualquier lógica, ya que hay equipos que parecen haber encontrado el camino aprovechándose de lo que a otros les estaba prohibido, y tampoco funcionan como un bloque homogéneo, porque salvando a Brawn, Toyota y Williams están sujetos a constantes vaivenes en su rendimiento. Por contra, en el caso de las escuderías que han desperdiciado buena parte de lo que llevamos de campeonato buscando la senda correcta, nos encontramos con un monoplaza realmente bueno, el RB05 de Red Bull, y pare usted de contar, porque el comportamiento de los Ferrari, McLaren y BMW deja mucho que desear, de momento. Quedan por supuesto los malillos, Force India y Toro Rosso, que cumpliendo a la perfección con su papel de comparsas, están porque hay que estar.

Bien, en este orden de cosas, el ornitorrinco me gusta aún más porque lleva a Fernando dentro y porque su margen de evolución se me antoja mayor que el de sus rivales directos: dispone de una batalla media dentro de los estándares de la parrilla, un cuerpo limpio, con una aerodinámica superior que aún puede ser ampliamente modificada, y una inferior en la que Renault dice seguir trabajando. Además, va propulsado por el mismo motor que los Red Bull, el RS27, y que en el chasis de Newey está plantando cara a la hegemonía de Mercedes en Brawn, y dejando atrás a Ferrari y BMW…

Por si fuera poco, queda el factor ése que condiciona las cosas buenas por el miedo a que dejen de ser tan buenas, y que tiene contra las cuerdas a Brawn, Red Bull, Toyota y Ferrari (último equipo en sumarse al paquete), pero que no afecta ni a Williams, ni a BMW, ni por supuesto a Renault, una vez McLaren se ha descartado sola por un error de concepto.

Así las cosas, diría sinceramente que el R29 aún tiene mucho vuelo por delante y no creo que sea irse de la olla afirmarlo, porque aún quedan algunas carreras para iniciar la remontada. Hace unas pocas semanas, el propio Fernando admitía que todo el pescado estaría vendido en cuanto Jenson Button pusiera el pie en los 100 puntos. De momento tiene 61 y quedan 39 que habrá que jugar a cara de perro en las carreras que quedan hasta Spa. Llegados a este punto, el Nano tiene la imperiosa necesidad de comenzar a sumar arriba con la esperanza de que la lucha por la cabeza empiece a ser efectiva y merme la capacidad arrolladora del piloto británico, y candidatos para que el milagro ocurra, gracias a Dios, hay unos cuantos.

PD: Esta entrada no es «Pèpinot II», no nos equivoquemos ;)