La competencia es tan buena, pero tan buena, que, a la menor oportunidad, los que saben cómo se lleva bien un negocio te lo llenan todo de proveedores únicos y exclusivas, no vaya a ser que la sana rivalidad por ver quién lo hace mejor les acabe saliendo como tiro por culata, un suponer.
Sky Sports ha renovado como «hogar exclusivo» de la F1 hasta 2029, y hasta aquí todo bien [Sky Sports to remain home of Formula 1 until 2029 after deal extended in all Sky markets], lo malo surge cuando nos paramos a pensar en la calidad de su cobertura de eventos, en tanto que, al ejercer prácticamente de monopolio informativo, carecemos de capacidad objetiva para contrastar si juegan para la Fórmula 1 y los aficionados, o, por el contrario, invierten su tiempo en modelar el mercado con el único afán de mejorar sus resultados contables al final de cada ejercicio.
Resulta complicado batir a Mariano Rajoy definiendo las bases y consistencia de nuestro orden de creencias —cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio político—, pero bastaba tener dos dedos de frente para comprender que la escaleta de nuestro deporte suele coincidir punto por punto con las necesidades del modelo de show planteado por la cadena y el tipo de público objetivo que busca ella.
A lo peor consumimos más Sky Sports de lo que imaginamos, incluso a través de otras plataformas, una idea, pero, en fin, somo mayorcitos y os considero inteligentes, de manera que sólo me queda invitaros a que reflexionéis conmigo sobre lo saludables que resultan estos formatos de simbiosis maquiavélica y prolongada en el tiempo, en los que nunca sabes quién está al timón, ya que el que tiene el deber de informar está a otras cosas más lucrativas que satisfacer debidamente el sagrado derecho del aficionado a permanecer bien informado, y a no ser manipulado, claro.
Os leo.
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