Si nadie acierta a la hora de la verdad, con pronóstico firme datado con suficiente anterioridad, se entiende, no sé a qué viene ese empeño en que sólo hablen los que saben.
Echando la vista atrás, los que saben son fiables sólo cuando las cosas están meridianamente claras, cuando no, albergan dudas, prefieren esperar, se la cogen con papel de fumar, exactamente igual que los que no saben, dando lugar con ello a que las temporadas más complicadas de resolver sean, así mismo, las más divertidas porque pasa el tiempo y todavía quedan muchos flecos por aclarar.
Nos pasó con Michael Schumacher. Los que saben eran grandes acertadores entonces porque con el Kaiser y aquella Ferrari lo complicado era errar, no obstante lo hiceron en 2005 y 2006. En 2007 tampoco anduvieron muy finos, ni en 2008, ni, por supuesto, en 2009, cuando Brawn GP y Jenson Button ni siquiera tuvieron presencia en las quinielas ganadoras hasta bien avanzada la sesión...
No me extiendo. Los que saben y los que no saben jugamos al mismo juego: acertar leyendo huesos sobre la arena o posos de café, como hemos hecho la temporada pasada. Lo divertido está en participar, huelga que lo diga, de manera que eso de que sólo hablen los que saben, se ha convertido en la señal más clara de que estamos ante un clasista de mierda que no ha entendido todavía que la Fórmula 1 es tan grande que la podemos disfrutar todos.
Os leo.
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