Sucedió en 2009. Ferrari venía de ser Campeona del Mundo (2008) y Felipe Massa de haber firmado un subcampeonato con aromas de victoria absoluta, y La Scuderia terminó cuarta la temporada mientras que el paulista se hundió en la clasificación hasta el undécimo puesto tras haber llegado a Hungría reteniendo la quinta plaza —a Kimi tampoco le fue mucho mejor y concluyó finalmente sexto—. En chez Woking todavía fue peor: de Campeón del Mundo, el inglés bajó a la quinta plaza en la tabla de Pilotos, y McLaren, pasó de ser subcampeona a superar por 1 punto a Maranello en la de Constructores.
No me enrollo. 2022 ha empezado regulín para el astro británico, y aparte de la sonrisa maliciosa que se me escapa hablando con colegas o amigos, debo admitir públicamente (y otra vez) que es demasiado pronto para sacar conclusiones, obviamente. Más allá de esto y de la infinita ternura que me produce observar a los cazadores de alonseros de 2017 y 2018, reconociendo ahora la gran verdad que encierra el dicho popular «con buena picha bien se jode», me temo que el escenario ha cambiado tanto que difícilmente podremos volver a disfrutar de las manos de Lewis en su contexto anterior.
Salvo equivocación mía o posibilidad remota, y a la espera de que Brackley resuelva los problemillas del W13 [#Unboxing (Mercedes AMG)], se acabó el conducir con la herramienta fuera del habitáculo, la explotación extensiva de las poles y los récords, o los Grand Chelem que caían como higos maduros de una higuera, y todos aquellos hitos que la prensa especialista, ¡ejem, ejem!, atribuía al ídolo y no a su máquina.
Hamilton se enfrenta a un territorio desconocido desde 2012 y no sé si sabrá reaccionar como hacía entonces, ni siquiera si ha entendido lo que ha cambiado todo desde hace una década atrás. De él depende el resultado de lo que nos deparará esta campaña. Alonso, Vettel, saben perfectamente lo que significa aceptar que la vida no siempre te proporciona lo que quieres; que, a veces, la intensidad que te anima a seguir siendo piloto compensa atravesar las sombras de la competición hasta que el ocaso te susurra al oído: ¡basta!
No veo ahí a Hamilton, y lo digo con la mano en el corazón. No le veo preguntando, más de en un par de ocasiones, si dan puntos por un décimo, un nono o un octavo...
Os leo.
6 comentarios:
Puede que sea pronto, pero veo paralelismos con lo sucedido entre mi Seb y mi Charles :)
En el GP de Melbourne 2019, LEC se estrenaba en Ferrari y la Scuderia se encargó de mantenerlo tras el alemán. En la siguiente carrera de Bahrein solo la mecánica pudo con él.
Este año, en la primera carrera, toda la prensa ensalzó el podio de HAM cual proeza... obviando que George, en su estreno, acabó justo detrás (con estrategia mejorable).
En Jeddah, Russell aireó las vergüenzas del heptacampeón en clasificación. Aún reconociendo que la carrera de Larbalestier fue digna, poco se habla de los vueltones de su compañero con medios.
Si en aquel 2019 la rossa lo hubiera apostado todo al monegasco, habría peleado el mundial. En este caso, dudo que eso pudiera suceder, pero todo campeón encuentra a su antagonista y le hace dudar de quién es el bueno y el malo...
No veo a Lewis aguantando resultados en esos momentos de duda hasta que el campeonato venga a buscarlo, como no lo vi en 2010. Pero lo mismo me equivoco y la experiencia lo ha hecho mejor.
Saludos;)
Pues la verdad, Josete, que a uno -que es un pellejo, a qué negarlo- le está sabiendo a teta el baño de realidad del GOAT. Y no tanto por el fiasco de Brackley con su criatura de este año, como por el cepillao que le endosó George este último finde... Cuando lo vi caer en Q1 y al otro seguir hasta Q3 y hacerse con un hueco en la 3ª línea... Buff! no voy a decir lo que me pasó por el cuerpo, porque son cosas íntimas, pero ya te lo podrás imaginar. :)))
Yo me quedo con dos cosas: Hamilton tocando toda la configuración del coche justo antes de la clasificación, con el resultado que tuvo, y la pregunta de "siendo décimo te dan puntos?". Parece que "el preparao" tiene que pasar un poco de tiempo leyendo el reglamento, aprendiendose los botones del volante y en el simulador.
¡Se acabó la magia!!!!
Abrazo, grandulon.
Me temo que ya echa de menos a un Rosberg o a un Borras que le preparen el coche.
Lo suyo nunca ha sido ni el trabajo ni la puesta a punto.
Saludos
Everybody knows...
Publicar un comentario