El Lola B2K/10 de principios de siglo es un digno exponente de la filosofía de vehículo de competición relativamente barato de comprar y mantener, con margen suficiente como para que el cliente lo acomodase a sus preferencias.
Hablamos de esta perspectiva cuando visitamos el Riley & Scott Mark III [El Mark III] y, por supuesto, cuando abordamos el Lola T280 de la década de los setenta [El pequeño T280].
Como se puede apreciar en las imágenes que acompañan este texto no era un vehículo bonito, tal vez porque la eficacia aerodinámica no tiene por qué terminar resultando bella. Su aspecto, en realidad, esconde un profundo estudio en el túnel de viento que le permitió obtener 5 victorias absolutas y tocar un puñado de podios en los años en que estuvo operativo, y aquí viene la mandanga, ya que su éxito (o fracaso), estuvo muy ligado a la enorme panoplia de motores que llegó a montar.
A ver, a veces el coche falla porque la elección del cliente no ha sido la más adecuada. Es el caso. El Lola B2K/10 llegó a ser empujado hasta por seis propulsores distintos, incluido un Volkswagen diésel turboalimentado...
En fin, el B2K/10 pecó de excesivamente versátil —el cliente no siempre tiene la razón—, y Lola Cars International Ltd. lo arregló en el B06/10 cerrando considerablemente el abanico de motores recomendados.
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