Tímidamente, y a mi modo de ver un poco fuera de tiempo, empezamos a reaccionar ante la apisonadora anglosajona.
Hace unas jornadas, Pablo de Villota, quien no necesita presentaciones, nos deleitaba con una inteligente aproximación al British factor en nuestro querido deporte [El insoportable anglocentrismo de la Fórmula 1 que perjudica a Sainz y Alonso]. Días antes, Nürbu apuntaba al mismo blanco aunque mis víctimas en aquel texto eran Verstappen y Norris [Ni perder te dejan], quizás porque no hace falta llamarse Sáinz o Alonso para sufrir el nacionalismo gilipollas y miope de los periodistas isleños.
Por tendencia natural exonero a Lando y George de cualquier gravamen, debido a que en estos momentos el automovilismo deportivo británico de élite anda en venta, y me parece hasta cierto punto normal que promocione su género antes que el de otros —son años castigando los riñones de los hijos de la Pérfida Albión, fajándome con ellos y sus mamporreros en mitad del cuadrilátero, como para no saber de sobra que una cosa es lo que dicen que hagan los demás y otra lo que hacen ellos.
Dejémoslo en que los cachorros de la Queen son tendencia porque los árabes deben ver sus posibilidades antes de comprar un producto que en nada echará a faltar a Lewis Hamilton, el matarécords, el hombre con mejores números sobre la Tierra gracias, entre otras circunstancias, a que la prensa especialista del Reino Unido lo acogió entre sus brazos y lo protegió y trató como un bebé de pecho desde que amaneció en la máxima disciplina en 2007. Salvo en 2009, cuando había por ahí un inglés rubio y blanco que vendía mejor, que a la postre también fue Campeón del Mundo, Hamilton y los medios especialistas de su país forman un ente indivisible que no toca nadie.
En realidad me había puesto a escribir con otra intención que la de calentarme, disculpadme. Y es que os invito a tirar de hemeroteca para contrastar cómo han visto estos hijos de su madre los rifirrafes que ha mantenido Lewis con Max este año, en comparación a cómo se lanzaron en turba a la hora de «analizar» el affaire Rosberg vs. Hamilton en Bélgica 2014.
Nico era primero desde Mónaco. El de Stevenage había abierto allí la guerra psicológica —alabada por su guardia pretoriana, ¡cómo no!—, aludiendo a sus orígenes y los del alemán. El hijo de Keke dio a probar al inglés de su propia medicina, y lideró el campeonato a partir de ese momento y hasta Hungría, donde el manús jugó cerdo con su compañero, como solía ser costumbre [Hamilton desobedece en Hungría (28-07-2014)]...
Los gacetilleros británicos se tomaron muy a mal la actitud del líder del Mundial con su niña bonita, segundo entonces. Caldearon el ambiente como en 2007, intervino Dieter Zetsche, y Nico comenzó a protagonizar hazañas raras, y no bajo mi perspectiva sino al paraguas de dos don nadie: David Brabham y Jackie Stewart, quienes relacionaron inmediatamente el pobre desempeño del 6 de Brackley en Suzuka con la paz firmada después de Spa-Francorchamps...
¡Que viva Rusia!, como dice Robin Food, el gran David de Jorge Eceizabarrena. Así también yo me consagro como el mejor de todos los tiempos en el campo que sea.
Si a Nico no le hubieran cortado las alas en aquel instante a lo mejor habría logrado emular a Senna para 2016, antes de su retirada. Nunca lo sabremos. La historia la escribe el insoportable anglocentrismo del que hablaba Pablo en su artículo y, como no es de fiar, mejor andarse con cuidado con sus asertos y sus números.
Os leo.
3 comentarios:
Tiene mucho valor el campeonato de ese hombre que llamaban Britney, mas que cualquiera de los de Hamilton o el de Button (que me cae muy bien, pero no es un superclase realmente).
Aunque lo ha retrasado la pandemia, inevitablemente la formula 1 va entrar en una época de cambios. Comercialmente, el hombre-franquicia Hamilton parece que al final seguirá por lo menos un año, pero nadie da un duro por que siga mucho mas. A nivel técnico, el año que viene habrá cambios tirando a gordos en el chasis y ruedas, y aunque se vaya retrasando, llegara un momento que habrá cambios en los motores, desapareciendo la MGU H que solo ha beneficiado a sus inventores.
Y siempre los cambios dan miedo a los jefes, y ya no te cuento a los próximos jefes, aunque vengan de la mano del que sigue moviendo los hilos en la sombra. Así que el que mueve los hilos en la sombra va a poner toda la carne en el asador para que cambie todo y nada cambie. ¿pasaremos de la dictadura de Hamilton a la de Russell o Norris? por lo menos, se puede intentar, ya que eso daria continuidad al negocio.
Amén, Josete.
En verdad a la rubia Britney le dieron el trile aquel año 14 y todavía le costó 3/4 partes de la temporada siguiente recuperarse e iniciar la cabalgada que le llevaría al entorchado del 16 y dejar al mierdas junto a los plumillas british con un palmo de narices.
Saludos.
Dos cosas me vienen a la mente leyendo esto por un lado un artículo en The Guardian acerca de Hamilton donde se le reconocía sus orígenes humildes, los esfuerzos de sus padres y que Dennis le haya adoptado prácticamente como su hijo, al contrario que varios de sus rivales como Max Verstappen (hijo del ex-F1, Jos) Pérez (hijo de otro piloto y patrocinado por Slim) y Norris (cuyo padre es millonario). Así, sin asco. Si tu patrocinador es un tu padre multi-millonario está mal, pero si el que te adopta es el multi-millonario dueño d eun equipo de F1, está bien. Vale.
Por otro lado, la manera en que se cubrieron los incidentes de los GP de Gran Breataña e Italia desde las cuentas oficiales de la F1. En Gran Breataña, a lavarle la cara como fuera al G.O.A.T, defender su derecho a celebrar, decir que accidentes así han pasado siempre, posts que rayaban en la burla a los aficionados que criticaron la actuación de Hamilton, como el que sacaron imaginando como habrían reaccionado los fans a los incidentes entre Senna y Prost, o Schumacher y Hill ¿Y en Italia? Como el 'halo' salvó la vida de Hamilton. La seguridad en la F1. Lo peligroso que es el deporte.
Hamilton será muy buen piloto, pero actitudes como esta por parte de la prensa hacen que su figura como "G.O.A.T" sea absolutamente intragable.
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