Maniatados

Cuando empecemos a percibir que hay equipos que pelean en las profundidades de la parrilla con la bombona de aire prácticamente vacía, espero que den un paso al frente los defensores del modelo «proveedor único de compuestos», cantarines ellos de la enorme suertaza que tenemos de contar para estos menesteres con Pirelli.

Lo de la milanesa es poner nombre a una situación totalmente bastarda, no me lo toméis demasiado a mal, porque a decir verdad, Bridgestone, durante su último año de actividad como suministrador de gomas para la Fórmula 1, de tanto cogérsela con papel de fumar para evitar las críticas acabó haciendo ruedas que en sentido estricto eran más adecuadas para el coche de los Picapiedra que para unos monoplazas que se pretendía que diesen espectáculo.

En 2007 se aplica por primera vez esta hazañosa idea. No estaba mal, a ver, reducir costos en una actividad tan proclive a los excesos como la nuestra siempre debe ser visto con buenos ojos, pero tampoco conviene pasarse, que es lo que a la postre está sucediendo, porque al final el ahorro no compensa [Pirelli para tontos].

Bridgestone, como mencionaba antes, tira la toalla al final de la temporada 2010 y Pirelli recoge el testigo a partir del año siguiente, lo que nos pone en que en una década de aplicación, dos fabricantes bastante serios han doblado la rodilla en esto de hacer un producto barato que cumpla las expectativas de una competición tan moderna y exigente como la nuestra. Y es que sí, que la italiana haya tenido que retirar su compuesto más duro sin haber llegado a la mitad de la campaña no es otra cosa que un fracaso en toda regla, que, además, ha comprometido gravemente la noble necesidad de los equipos pequeños de sobrevivir escribiendo poemas en el viento.

No es que se eche en falta el hard —incluso los ultrablandos bajo determinadas circunstancias parecen capaces de terminar una carrera—, lo malo es que con su desaparición se reducen las alternativas estratégicas y si arriba de la tabla ya es complicado lidiar con este escenario, abajo alcanza niveles de tragedia.

No sé si recordáis cuando Sauber se las apañaba jugando a una parada gracias a que Checo era un artista sacando provecho a las ruedas que montaba su coche (C30, 2011), pues ahora resultaría imposible hacer algo parecido porque todo el mundo va a una parada. ¿Ir a dos...? 

La cosa de arriesgarse cuando el fabricante te dice que lo recomendable es ir a un solo paso por garajes es bastante delicadita, cualquier error de cálculo te puede meter en una trampa para osos. Si la recomendación fuese ir a dos paradas porque los neumáticos están armados y definidos para ello, obviamente, jugar a la contra imaginando estrategias alternativas podría dar resultado porque habría margen para reparar cualquier metedura de pata.

Sea como fuere, los equipos pequeños viven de ser más creativos en pista que los grandes, pero este año da la sensación de que Pirelli se ha olvidado de que también son espectáculo, ya que con esto de las ruedas de duración interminable y un solo paso por boxes, compiten literalmente maniatados.

Os leo.