Paradójicamente, el último gran año de La Scuderia con Enzo Ferrari al frente fue a la vez tremendamente doloroso y trágico para la rossa. La de Il Cavallino conquistaba el Mundial de Marcas 1982 pero lo hizo pagando un enorme precio.
Gilles Villeneuve perdía la vida en el circuito belga de Zolder el 8 de mayo de aquel año y el número 27 quedará vacante hasta el Gran Premio de Holanda, cuatro carreras después, cuando el francés Patrick Tambay ocupa el volante del canadiense y se suma así a la tremenda labor que está desarrollando en soledad su compatriota Didier Pironi, titular del dorsal 28.
En la duodécima prueba el escenario casi se replica al milímetro. Tambay obtiene en Alemania la primera victoria de las dos que acumulará en su carrera profesional, pero Pironi ha protagonizado un brutal accidente durante los entrenamientos que le apartará del Mundial de Pilotos aunque no impedirá que logre el subcampeonato, inmediatamente detrás de Keke Rosberg. A partir de ese momento y por otras dos citas más, el número 28 carecerá de dueño y Patrick defenderá en solitario las opciones de Ferrari.
El Gran Premio de Italia es la penúltima disputa de la campaña. Il Commendatore tiene sobre la mesa una complicada papeleta, por un lado no quiere defraudar a los tifosi que se congregarán en Monza esperando que Maranello demuestre en casa que es la mejor escuadra de la temporada; por otro, ya ha pensado en René Arnoux, brillante ganador del Gran Premio de Francia, para sustituir a Didier Pironi en 1983 en caso de que éste no se reponga de forma satisfactoria de las heridas sufridas en Hockenheim...
En realidad, Enzo Ferrari tiene una obsesiva confianza en el 126C2 y podría intentarlo sólo con Tambay aunque el riesgo de perderlo todo resultase elevadísimo, de forma que piensa en ese instante en contar con un piloto fiable que acepte correr tan sólo dos carreras y sume puntos. Ese soldado de fortuna es Mario Andretti, Campeón del Mundo con Lotus en 1978.
El italoamericano acepta el reto y La Scuderia se presenta en El Santuario ante sus fieles aficionados con el equipo al completo, a pesar de que, en realidad, está compuesto por dos soluciones bastante cogidas con alfileres. McLaren, segunda en el campeonato, está a tan sólo 4 puntos y en el trazado italiano podría ponerse en cabeza. Además del coche, de Patrick y Mario, el viejo patrón necesita de un pequeño milagro, pero sabe que si hay un lugar sobre la Tierra donde puede ocurrir, es Monza.
Vencerá René Arnoux sobre Renault, pero en el podio, a sus flancos estarán Tambay como segundo y Andretti como tercero. Ninguno de los dos pilotos puntuará ni terminará en el Caesars Palace de Las Vegas, última prueba del calendario, pero no importa, Ferrari es campeona del Mundial de Constructores 1982 y deberán transcurrir diecisiete largos años para que vuelva a conseguirlo, con Michael Schumacher en sus filas pero ya sin Enzo.
Os leo.
1 comentario:
Me encanta como cuentas estas historias, son como pequeños cuentos. Mil gracias por ello.
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