El pasado miércoles había escrito la entrada correspondiente. Me disponía a publicarla, como de costumbre, pero Blogger rechazó mi beso de buenas noches.
Conseguí hacerlo el jueves, pero ya era tarde. Midori y yo caíamos en una emboscada de ceros y unos que no se encontraban, y ambos desaparecíamos del mapa como por arte de magia. Nada nuevo bajo este sol lleno de sombras en que nos movemos, donde la realidad se muestra furtiva, y donde la verdad nunca es lo que parece, donde siguen ganando los de siempre porque los que están perdieron sus señas de identidad y los que vienen se han disfrazado de ovejas para asistir al festín que se anuncia a media tarde.
Anoche, Blogger me devolvía un borrador compuesto por las tres miserables líneas iniciales de mi entrada perdida. Sentí ganas de renunciar a hacer nada, lo reconozco, pero un portugalujo no se rinde tan fácilmente, y el hijo segundo de mi madre, aún menos. Recordaba aquello que había escrito, las razones, pero entre nubes.
Allí estaban todavía Bernie Ecclestone y Jean Todt, y por supuesto Ari Vatanen, pero desdibujados; también estaban, más nítidos, los integrantes del club de los tramposos que pretenden que creamos en sus argucias y artimañas mientras deslizan su mano en nuestro bolsillo lleno de ilusiones; y Jerry, y Dean, y el zombi de pega...
La contestación de Midori descansaba en en mi box de correo. Por suerte, contenía otras dos líneas de mi texto desaparecido. Aunque tenía pocos mimbres, había que intentarlo.
En media hora había terminado, pero mientras retrocedía en el tiempo y el espacio para volver a ser lo que fui hacía tan sólo tres días, me entretuve pensando en lo cómodos que nos hemos vuelto, en lo rápido que tiramos la toalla, y en lo fácil que resulta que nos desilusionemos ante cualquier esfuerzo que suene a vano.
En cuanto publique esta entrada voy a hacer un backup del blog, y juro que a partir de ahora seguiré escribiendo en el procesador de textos antes de editar nada, porque las facilidades que nos venden en la F1, en la política, en la vida cotidiana, incluso en esto de llevar una bitácora, muestran un revés que no me gusta nada.
Os leo.
PD: Midori, hoy va por ti. ¡No pasarán!
Conseguí hacerlo el jueves, pero ya era tarde. Midori y yo caíamos en una emboscada de ceros y unos que no se encontraban, y ambos desaparecíamos del mapa como por arte de magia. Nada nuevo bajo este sol lleno de sombras en que nos movemos, donde la realidad se muestra furtiva, y donde la verdad nunca es lo que parece, donde siguen ganando los de siempre porque los que están perdieron sus señas de identidad y los que vienen se han disfrazado de ovejas para asistir al festín que se anuncia a media tarde.
Anoche, Blogger me devolvía un borrador compuesto por las tres miserables líneas iniciales de mi entrada perdida. Sentí ganas de renunciar a hacer nada, lo reconozco, pero un portugalujo no se rinde tan fácilmente, y el hijo segundo de mi madre, aún menos. Recordaba aquello que había escrito, las razones, pero entre nubes.
Allí estaban todavía Bernie Ecclestone y Jean Todt, y por supuesto Ari Vatanen, pero desdibujados; también estaban, más nítidos, los integrantes del club de los tramposos que pretenden que creamos en sus argucias y artimañas mientras deslizan su mano en nuestro bolsillo lleno de ilusiones; y Jerry, y Dean, y el zombi de pega...
La contestación de Midori descansaba en en mi box de correo. Por suerte, contenía otras dos líneas de mi texto desaparecido. Aunque tenía pocos mimbres, había que intentarlo.
En media hora había terminado, pero mientras retrocedía en el tiempo y el espacio para volver a ser lo que fui hacía tan sólo tres días, me entretuve pensando en lo cómodos que nos hemos vuelto, en lo rápido que tiramos la toalla, y en lo fácil que resulta que nos desilusionemos ante cualquier esfuerzo que suene a vano.
En cuanto publique esta entrada voy a hacer un backup del blog, y juro que a partir de ahora seguiré escribiendo en el procesador de textos antes de editar nada, porque las facilidades que nos venden en la F1, en la política, en la vida cotidiana, incluso en esto de llevar una bitácora, muestran un revés que no me gusta nada.
Os leo.
PD: Midori, hoy va por ti. ¡No pasarán!
2 comentarios:
Me he quedado ... no tengo palabras.
Muchas gracias Orroe. Me alegro haber podido ser una pequeña ayuda para reconstruir esa entrada tan buena. Habría sido imperdonable que se quedara entre ceros y unos dislocados.
Y gracias por tus estupendos artículos una vez más.
Sobre retrotraerse en el tiempo, hay una frase buena de "cogieron" -je,je-:
A veces sueño con volver a ser el que era cuando soñaba con llegar a ser el que soy.
Un abrazote XDDD
Buenos días.
Midori ;) Ni Blogger ni leches, aquí no nos cierra la boca nadie XDDDDD
Un abrazote
Jose
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