Mirando la fecha de la última entrada, descubrí ayer que sólo habían pasado 10 días desde que la escribiera, aunque confieso que tenía la sensación de haber vagado por las tinieblas del mundo exterior al menos durante un par de siglos, de manera que invertí la tarde en contactar por teléfono con viejos y nuevos amigos, en contestar correos atrasados, o en matar sencilla y llanamente el rato que le quedaba al domingo, mientras pensaba en lo rápido que pasa el tiempo cuando lo consumes como merece, y en que en el fondo, seguimos sin ser gran cosa.
Ahí tenemos, por ejemplo, lo que ha ocurrido desde que se abriera nuestro tinglado.
Las presentaciones de los vehículos han sido bastante sositas, y no porque de desvelar los supuestos secretos se encarguen ahora los propios pilotos, sino porque no hay secretos que pasar a limpio sino abundantes trampas para entretener al enemigo. Todo, todito todo lo que hemos visto hasta ahora forma parte de una estrategia de confusión que lamentablemente terminará cuando las espadas estén realmente en lo alto y comience el auténtico combate, allá como dentro de veinte días.
Vamos, que se podían ahorrar estas chorradas a la vez que economizaban unos eurillos que tarde o temprano acabarán haciendo falta. Aunque eso sí, hay que reconocer que el espectáculo sigue siendo igual de limpio que todos los años, pues a estas alturas todos nos hemos enterado de la parte más importante de este negocio: el nombre de los patrocinadores, su volumen económico, su importancia, sus vitolas, colores e insignias…
Y ahí tenemos también, cómo la voracidad sin límite del cazurro de Bernie ha metido la F1 en un atolladero de difícil salida, apostando por llevar el calendario a lugares donde el dinero corría a raudales pero en un único sentido, convirtiéndolo así en el blanco de las iras de quienes ni entienden ni quieren comprender el deporte automovilístico, ni saben de patrocinadores, ni aceptan ya más sonrisas blancas en el paddock.
Y para remediar el desastre anunciado, se vuelve a barajar, como si no hubiese pasado nada, la vieja Europa plagada de trazados que poco a poco han sido desestimados o arrinconados porque Tilke no podía meterles mano, porque el erario público tenía otras prioridades, o porque el bolsillo privado hace tiempo que se cansó de financiar el saco sin fondo de Mr. Ecclestone.
Lo dicho, no somos nada o apenas somos algo, y me temo que seguiremos en el mismo estado al menos hasta que comiencen a rodar los monoplazas en perfecto orden de batalla, porque a partir de ahí seguro que se nos pasa. Yo, de momento, seguiré a lo mío.
Ahí tenemos, por ejemplo, lo que ha ocurrido desde que se abriera nuestro tinglado.
Las presentaciones de los vehículos han sido bastante sositas, y no porque de desvelar los supuestos secretos se encarguen ahora los propios pilotos, sino porque no hay secretos que pasar a limpio sino abundantes trampas para entretener al enemigo. Todo, todito todo lo que hemos visto hasta ahora forma parte de una estrategia de confusión que lamentablemente terminará cuando las espadas estén realmente en lo alto y comience el auténtico combate, allá como dentro de veinte días.
Vamos, que se podían ahorrar estas chorradas a la vez que economizaban unos eurillos que tarde o temprano acabarán haciendo falta. Aunque eso sí, hay que reconocer que el espectáculo sigue siendo igual de limpio que todos los años, pues a estas alturas todos nos hemos enterado de la parte más importante de este negocio: el nombre de los patrocinadores, su volumen económico, su importancia, sus vitolas, colores e insignias…
Y ahí tenemos también, cómo la voracidad sin límite del cazurro de Bernie ha metido la F1 en un atolladero de difícil salida, apostando por llevar el calendario a lugares donde el dinero corría a raudales pero en un único sentido, convirtiéndolo así en el blanco de las iras de quienes ni entienden ni quieren comprender el deporte automovilístico, ni saben de patrocinadores, ni aceptan ya más sonrisas blancas en el paddock.
Y para remediar el desastre anunciado, se vuelve a barajar, como si no hubiese pasado nada, la vieja Europa plagada de trazados que poco a poco han sido desestimados o arrinconados porque Tilke no podía meterles mano, porque el erario público tenía otras prioridades, o porque el bolsillo privado hace tiempo que se cansó de financiar el saco sin fondo de Mr. Ecclestone.
Lo dicho, no somos nada o apenas somos algo, y me temo que seguiremos en el mismo estado al menos hasta que comiencen a rodar los monoplazas en perfecto orden de batalla, porque a partir de ahí seguro que se nos pasa. Yo, de momento, seguiré a lo mío.
7 comentarios:
ops. pero no te pierdas. la telenovela todavia no acaba, todavia falta ver al rey ese de pijama blanca, pidiéndole de retorno los sesenta millones al usurero... esa sí que será buena
la pretemporada es como que un campamento de verano, todos hacen un montón de promesas al inicio, luego las olvidan. todos juegan a ser el más rápido del día, pero todo mundo es héroe por un dia.
si por lo menos tuvieramos que ver a los carros salir corriendo delante de una multitud Chiíta enardecida, eso sería variedad
Comentario de Ecclestone:
"En estos sitios siempre hay revueltas"
Que fuerte. Si lo dice Bisbal en twitter se lo comen. Y este se queda tan ancho.
Ahora le tendrían que demandar todas las televisiones porque no ha cumplido con el número de grandes premios prometido.
Sería lo suyo, ya que él demanda a todo el mundo por incumplimientos.
¡Josetxu! ¡Welcome home! XDD
Parece que cuando vuelves tú se anima el cotarro general XDDDD.
Pues sí, tanta sonrisa "Pofidén" sobra para algunas bocas que prefieren tener algo de comer que pasta de dientes. El mundo occidental anda continuamente provocando con sus espectáculos de élite, sus pompas y sus obras justo allí donde falta lo básico.
Bernie, es la punta el iceberg, la versión moderna del Rey Midas. Luego dice que Slavica -su ex mujer- le pegaba y le llamaba enano:¡Ay Bernie!, estas cosas pasan al casarse "por amor". A lo mejor hay un límite para la avaricia.
Por otro lado, ya he leído a Serras hablar de una diferencia "preocupante" entre la "performance" del Red Bull y del Ferrari en los pasados tests. Yo no sé, no entiendo nada: cuando aún no sabemos bien dónde van los escapes de uno, ni el KERS del otro, ya andamos poniendo la tirita sin que haya siquiera herida. Es como criticar un libro por la portada sin haberlo leído. Triste. No sé dónde queda la opinión y dónde la información. Bueno, yo sí lo sé ;)
Un besote
Una entrada que merece un diez. Me permito el lujo de copiar el enlace para ponerlo en otros sitios, seguro que es apreciada por mucha otra gente.
un saludo y felicidades
Marta
Tendremos que ponernos de acuerdo todos para no ver la F1 en Australia el 27 de Marzo, así se darán cuenta de quienes somos... jejeje
Buen despertar.
¿Cambiará algo en la F1?, ¿quien puede liderar el cambio,¿que alternativa hay a Ecclestone?... uf, todo son preguntas a las que no encuentro respuesta.
Buenas tardes.
Luis ;) XDDDDDDDDDDD Me quedo con tu última frase XDDDDDDD
Raúl Z ;) Además de aquello es idiota. Al menos podía tener la boca cerrada XDDDD
Concha ;) No me mentes a Serras que lo llevo clavado en la espalda. A este sí que le venía bien una Slavica en su vida XDDDDDDDDD
Marta ;) Todo tuyo, y encantado ;)
F1 Adicto ;) Pues no sería una mala idea, la verdad, porque tanto sainte aburre a un rebaño de ovejas :P
José Luis ;) Ya las iremos encontrando, descuida XDDDD
Un abrazote
Jose
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