La escudería gala no podía salir de Australia con mejor recompensa que la cosechada por Robert Kubica al alzarse hasta el segundo cajón del podio. Pero la pobre actuación de Petrov sobre el mismo circuito continúa alertando sobre lo endeble del proyecto, poniendo de relieve que no ha sido diseñado para tratar de tú a tú a los grandes, sino para cubrir el expediente mientras llega el dinero que la casa matriz no está dispuesta a poner.
En este orden de cosas, el anuncio hecho por el equipo, al respecto de no explorar las posibiliades que mostraba McLaren sobre su alerón trasero en pretemporada (cuyo testigo ha sido ampliamente recogido por otros equipos), en base a racionalizar sus inversiones, evidencia de qué pie cojea realmente Renault. Por ello, y a falta de concretar por dónde sacará la cabeza en Malasia la enorme calidad del piloto polaco, o en qué lugar volverá a dar señales de su infinito coraje, me temo que el equipo seguirá aprovechándose de las circunstancias para buscar más patrocionios, es decir, destacando como sea en un trazado menos adecuado al R30 que el australiano.
En cuanto a lo dicho ante Melbourne, Renault sigue corriendo contra el reloj, pues Europa está a la vuelta de la esquina y es previsible un radical cambio de escenario donde ni siquiera Kubica pueda suplir las carencias que no hayan sido paliadas o exploradas por falta del maldito dinero.
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