Poco cabe decir sobre los comparsas de la parrilla, porque todos ellos han cubierto sus respectivas expectativas en pretemporada sin mayores sobresaltos.
Super Aguri y Force India (ex Spyker) casi han replicado los vehículos con los que compitieron el año pasado, la primera por problemas de presupuesto y desarrollo, y la segunda porque parece haber asumido que su papel este año va a ser de simple rodaje. Lógicamente, ambas han ofrecido pocas o nulas novedades.
Diferente es el caso de la escudería de Gerard Berger. Toro Rosso utiliza el chasis usado por Red Bull el año pasado y recibirá el de este año con un poco de retraso, el paquete en sus dos versiones irá impulsado por un motor Ferrari cliente pobre, idéntico al que usará Force India.
Así las cosas, sus pilotos: Sebastien Bourdais y Sebastian Vettel, enfocarán su trabajo a intentar despegarse del último tramo de la tabla, mientras van adquiriendo la experiencia necesaria para optar a mejores volantes.
Lo dicho, nada nuevo por estos lares, salvo la excesiva ilusión que le ha hecho a Giancarlo Fisichella fichar por Force India, y lo triste que resulta ver cómo un soberbio piloto como Takuma Sato tiene a día de hoy su futuro pendiente de un miserable hilo (lo veo como sustituto de Nakajima en Williams, y en breve).
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