Con las dos carreras celebradas este pasado fin de semana en Detroit, el calendario NTT IndyCar Series rozaba su ecuador apenas siete días después de las 500 Millas de Indianápolis y lo superará este próximo fin de semana en el segundo óvalo del campeonato, el Texas Motor Speedway.
Va rápida la cosa, sin duda. Los norteamericanos aprovechan la primavera y el estío y nutren sus meses de abundantes carreras. El caso es que en apenas quince días nos habremos metido entre pecho y espalda cuatro pruebas. Pero no adelantemos acontecimientos, la séptima cita se desarrolló el sábado y la octava el domingo, y lo menciono porque el Detroit Grand Prix no es una carrera doble, sino un evento doble compuesto por dos pruebas distintas que se celebran en el mismo lugar con 24 horas de diferencia.
Hecha la acotación, ya voy avisando que ésta sí es una entrada doble, así que vamos en primer lugar con el Detroit Grand Prix Dual 1, que se desarrolló, como decía antes, el sábado día 1 y con meteorología adversa, lo que originó un enorme retraso del inicio de la prueba y que ésta se tasase finalmente a 75 minutos al circuito de Belle Isle en evitación de que la menor visibilidad del atardecer pillara a los coches rodando.
Simon Pagenaud llegaba como líder del campeonato pero no iba a poder defender su estatus en Míchigan. Alexander Rossi había obtenido la pole y Josef Newgarden iba a ser segundo, mientras que el vencedor de la Indy 500 quedaba relegado a la decimotercera plaza. En todo caso, la situación complicada del piso, la arrancada en fila de a uno y los incidentes de las primeras vueltas iban a suponer una bonita tómbola sólo apta para pescadores en río revuelto: Dixon, Rosenqvist y el incombustible Sato, por ejemplo.
Rossi supo sobrevivir en cabeza mientras atrás se sucedían las escaramuzas y los abundantes cambios de posiciones. El tiempo pasaba, la pista empezaba a secarse en algunas zonas y poco a poco se iba definiendo un escenario de one shot en el que quien se adaptase antes a las nuevas condiciones perfectamente podía llevarse el gato al agua. Marco Andretti (Andretti/Honda) es el primero en intentarlo aunque su apuesta por gomas de seco se demuestra precipitada. Quien sí tiene suerte, mucha, para ser exactos, es Newgarden, quien hace su cambio a slicks justo cuando el accidente de Ed Jones provoca un nuevo caution: el de Tennessee pasa de ser tercero a líder mientras sus directos rivales aprovechan el intervalo para cambiar compuestos, aunque debe hacer al menos una parada más para cargar combustible.
Pero en Detroit, a sabado, es la tarde de Josef. Will Power se descarta debido a una rueda mal fijada y Scott Dixon se estrella contra los neumáticos provocando con ello otro caution. Para Newgarden no es suficiente. Takuma Sato (Rahal/Honda) huele la debilidad en la punta y busca sus opciones para los últimos giros a pesar de que su coche empieza a dar muestras de que no está para tirar cohetes, mientras Rossi se mantiene al acecho. El de Penske tiene que parar y para Alexander todo puede resultar tan sencillo como esperar su oportunidad...
Pero Matt Leist se estampa a poco más de un cuarto de hora del final. Newgarden tiene lo que necesita: la amarilla es suficiente como para llegar vivo a meta sin tener que repostar. Rossi lo entiende y ataca durante el tiempo restante, pero no podrá impedir la victoria del de Penske, teniéndose que conformar con ser segundo, por delante de Sato.
Con meteorología radicalmente opuesta, el domingo se celebraba la octava cita del calendario, el Detroit Grand Prix Dual 2, bajo condiciones más normales que la Dual 1. Una tarde soleada y la pista a buena temperatura daban la bienvenida a una parrilla en la que Josef Newgarden ocupaba la plaza de honor tras haber logrado la pole en una disputada clasificación que había colocado a Alexander Rossi inmediatamente a su cola.
La apuesta mayoritaria se decanta por compuestos blandos. Newgarden se afianza en la primera posición pero l primer caution resulta tempranero y es aprovechado por la mayoría de equipos para cambiar a gomas duras en previsión de aguantar sobre el asfalto lo máximo posible. Scott Dixon se mantiene en blandas, lo que en principio parece un error porque a pesar del enorme ritmo que es capaz de imponer a partir de la relanzada comienza a desfallecer y pierde la práctica totalidad de su ventaja cuando se ve obligado a cambiar ruedas.
El espectacular accidente de Bourdais (golpeaba a Pigot por detrás y tomaba vuelo) provoca el segundo caution. Las cartas se barajaban de nuevo y Dixon parecía haber perdido bastantes opciones en ese instante. La relanzada es limpia pero al poco, Alexander Rossi hace un parada que pilla a todo el mundo por sorpresa. Penske responde metiendo a Newgarden, lo que dará lugar, vueltas después, a que luego de hacer su sustitución de compuestos, James Hinchcliffe haga de tapón a Newgarden mientras éste estaba siendo acogotado por Rossi.
Se tocan, aunque la peor parte se la llevará el canadiense. Tercer caution. Santino Ferrucci entra a hacer su cambio de ruedas y abandona definitivamente la cabeza de la prueba, que pasa a manos de un Dixon que a la chita callando ha sabido mantener sus opciones rascando algunos puestos.
Se ha pasado el ecuador del evento sin una definición clara, y así seguirá hasta después de la cuarta amarilla priginada por la muerte súbita del monoplaza de James Hinchcliffe. Poco más tarde Will Power lidera seguido por Scott Dixon y Marcus Ericsson, pero entra para cubrir holgadamente su último relevo en Belle Isle y el neozelandés lo aprovecha arreando como un demonio. Ericsson se descuelga y Power se ve incapaz de acercarse, y en esto Rosenqvist se estrella y provoca bandera roja. Faltan sólo tres giros cuando se relanza la prueba y Dixon no se lo piensa dos veces. Tiene la victoria en la mano y parece un cohete en Detroit. Cruza primero la meta, Ericsson firmará la segunda plaza con Power cerrando la terna.
Os leo.
Simon Pagenaud llegaba como líder del campeonato pero no iba a poder defender su estatus en Míchigan. Alexander Rossi había obtenido la pole y Josef Newgarden iba a ser segundo, mientras que el vencedor de la Indy 500 quedaba relegado a la decimotercera plaza. En todo caso, la situación complicada del piso, la arrancada en fila de a uno y los incidentes de las primeras vueltas iban a suponer una bonita tómbola sólo apta para pescadores en río revuelto: Dixon, Rosenqvist y el incombustible Sato, por ejemplo.
Rossi supo sobrevivir en cabeza mientras atrás se sucedían las escaramuzas y los abundantes cambios de posiciones. El tiempo pasaba, la pista empezaba a secarse en algunas zonas y poco a poco se iba definiendo un escenario de one shot en el que quien se adaptase antes a las nuevas condiciones perfectamente podía llevarse el gato al agua. Marco Andretti (Andretti/Honda) es el primero en intentarlo aunque su apuesta por gomas de seco se demuestra precipitada. Quien sí tiene suerte, mucha, para ser exactos, es Newgarden, quien hace su cambio a slicks justo cuando el accidente de Ed Jones provoca un nuevo caution: el de Tennessee pasa de ser tercero a líder mientras sus directos rivales aprovechan el intervalo para cambiar compuestos, aunque debe hacer al menos una parada más para cargar combustible.
Pero en Detroit, a sabado, es la tarde de Josef. Will Power se descarta debido a una rueda mal fijada y Scott Dixon se estrella contra los neumáticos provocando con ello otro caution. Para Newgarden no es suficiente. Takuma Sato (Rahal/Honda) huele la debilidad en la punta y busca sus opciones para los últimos giros a pesar de que su coche empieza a dar muestras de que no está para tirar cohetes, mientras Rossi se mantiene al acecho. El de Penske tiene que parar y para Alexander todo puede resultar tan sencillo como esperar su oportunidad...
Pero Matt Leist se estampa a poco más de un cuarto de hora del final. Newgarden tiene lo que necesita: la amarilla es suficiente como para llegar vivo a meta sin tener que repostar. Rossi lo entiende y ataca durante el tiempo restante, pero no podrá impedir la victoria del de Penske, teniéndose que conformar con ser segundo, por delante de Sato.
Con meteorología radicalmente opuesta, el domingo se celebraba la octava cita del calendario, el Detroit Grand Prix Dual 2, bajo condiciones más normales que la Dual 1. Una tarde soleada y la pista a buena temperatura daban la bienvenida a una parrilla en la que Josef Newgarden ocupaba la plaza de honor tras haber logrado la pole en una disputada clasificación que había colocado a Alexander Rossi inmediatamente a su cola.
La apuesta mayoritaria se decanta por compuestos blandos. Newgarden se afianza en la primera posición pero l primer caution resulta tempranero y es aprovechado por la mayoría de equipos para cambiar a gomas duras en previsión de aguantar sobre el asfalto lo máximo posible. Scott Dixon se mantiene en blandas, lo que en principio parece un error porque a pesar del enorme ritmo que es capaz de imponer a partir de la relanzada comienza a desfallecer y pierde la práctica totalidad de su ventaja cuando se ve obligado a cambiar ruedas.
El espectacular accidente de Bourdais (golpeaba a Pigot por detrás y tomaba vuelo) provoca el segundo caution. Las cartas se barajaban de nuevo y Dixon parecía haber perdido bastantes opciones en ese instante. La relanzada es limpia pero al poco, Alexander Rossi hace un parada que pilla a todo el mundo por sorpresa. Penske responde metiendo a Newgarden, lo que dará lugar, vueltas después, a que luego de hacer su sustitución de compuestos, James Hinchcliffe haga de tapón a Newgarden mientras éste estaba siendo acogotado por Rossi.
Se tocan, aunque la peor parte se la llevará el canadiense. Tercer caution. Santino Ferrucci entra a hacer su cambio de ruedas y abandona definitivamente la cabeza de la prueba, que pasa a manos de un Dixon que a la chita callando ha sabido mantener sus opciones rascando algunos puestos.
Se ha pasado el ecuador del evento sin una definición clara, y así seguirá hasta después de la cuarta amarilla priginada por la muerte súbita del monoplaza de James Hinchcliffe. Poco más tarde Will Power lidera seguido por Scott Dixon y Marcus Ericsson, pero entra para cubrir holgadamente su último relevo en Belle Isle y el neozelandés lo aprovecha arreando como un demonio. Ericsson se descuelga y Power se ve incapaz de acercarse, y en esto Rosenqvist se estrella y provoca bandera roja. Faltan sólo tres giros cuando se relanza la prueba y Dixon no se lo piensa dos veces. Tiene la victoria en la mano y parece un cohete en Detroit. Cruza primero la meta, Ericsson firmará la segunda plaza con Power cerrando la terna.
Os leo.
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