Escribir en lunes de agosto, en periodo vacacional y con las Olimpiadas iluminando el horizonte como si fuesen un huracán que amenaza la tensa serenidad que reina en la playa, anima a pensar que el mensaje en la botella de esta mañana puede acabar sabe Dios dónde... Tal vez todo consista en dejarse llevar ahora también...
En fin, este periodo, a pesar de los pesares, tiene de bueno que a falta de noticias con chicha, la mirada de los medios se posa en el material humano y mecánico que hace que nuestro deporte parezca algo más que cabeza y cola, que no todo iba a ser Mercedes AMG, Red Bull o Ferrari y sus pilotos, ni mucho menos andar hurgando en las numerosas heridas que aquejan la zona trasera.
En este orden de cosas, surge la figura de Sergio Pérez en plena canícula bajo el pabellón de la pregunta más inquietante de todas: ¿cuál es su futuro?
Esto de hacer preguntas inquietantes tiene su miga. El mexicano mantiene contrato vigente con Force India pero basta abrir la puerta a una duda razonable para que el escenario se vuelva profundamente turbador, y de ahí a tener asegurados las visitas y los clicks no dista nada. ¿Recordáis cuando Valtteri Bottas estaba en la órbita de Ferrari, o cuando Fernando Alonso se tomaba un año sabático...? Pues eso mismo.
Y el caso es que con Checo sucede que parece el Gudiana de tanto sobarlo, que ahora se ve y ahora se oculta según vaya para arriba o para abajo el yo-yo de los creadores de contenidos, y si en términos de visibilidad el asunto puede tener su puntito bueno porque siempre cae algo, en cuanto a etiquetado, coloca al de Guadalajara en una situación que no me parece nada positiva.
Pérez es un piloto fino y resultón, sobre todo en lo relativo al cuidado de los neumáticos, lo que en los momentos que vive la Fórmula 1 en la actualidad significa poco menos que decir que es un artista en el área donde naufraga una cantidad nada desdeñable de integrantes de la parrilla.
No es un top al uso, pero sabe sacar las castañas del fuego a su escudería y por eso vale bastante más de lo que quieren reconocerle los que le solicitan un extra que daría al traste con su mayor valor. Lo vimos durante su breve militancia en McLaren: no satisfizo ni a propios ni extraños.
También es verdad que con un MP4/28 tampoco es que se pudiera hacer mucho. El británico era un vehículo ramploncete y medianero y Woking soportaba entonces una presión interna y mediática que exigía olvidar cuanto antes a Hamilton. Por suerte aquello terminó y Sergio recaló en Force India para encontrarse con el Checo de Sauber.
Cuatro años ya y Pérez suena de nuevo en verano, esta vez como candidato a un puesto en Renault.
Enstone necesita abandonar la imagen que está ofreciendo durante esta temporada. Se está renovando y promete para 2017 volver a ocupar puestos de media tabla para arriba. El piloto mexicano de 26 años parece el tipo más adecuado para consolidar esta idea. Tiene los mimbres y experiencia necesarios y sabe cuidar las gomas, lo que asegura que el esfuerzo del equipo se puede ver recompensado en las toneladas de información extraídas de un vehículo que tiene muchas papeletas para rodar sin poblemas y terminar carreras con el mexicano al volante.
Esto también es Fórmula 1: hombres que nutren la zona media de la parrilla porque saben hacer su trabajo y se han convertido en auténticos especialistas en lo suyo. Tipos útiles que no se parecen a Pedro Rodríguez pero tienen estilo propio, un estilo que va con los tiempos, con unos tiempos que tal vez no nos gusten pero son los que son.
Compro que Checo compita con Renault en 2017, aunque tampoco desdeñaría una nueva temporada en Force India con tal de que la de Silverstone siga dando guerra en la zona media de la grilla.
Os leo.
En fin, este periodo, a pesar de los pesares, tiene de bueno que a falta de noticias con chicha, la mirada de los medios se posa en el material humano y mecánico que hace que nuestro deporte parezca algo más que cabeza y cola, que no todo iba a ser Mercedes AMG, Red Bull o Ferrari y sus pilotos, ni mucho menos andar hurgando en las numerosas heridas que aquejan la zona trasera.
En este orden de cosas, surge la figura de Sergio Pérez en plena canícula bajo el pabellón de la pregunta más inquietante de todas: ¿cuál es su futuro?
Esto de hacer preguntas inquietantes tiene su miga. El mexicano mantiene contrato vigente con Force India pero basta abrir la puerta a una duda razonable para que el escenario se vuelva profundamente turbador, y de ahí a tener asegurados las visitas y los clicks no dista nada. ¿Recordáis cuando Valtteri Bottas estaba en la órbita de Ferrari, o cuando Fernando Alonso se tomaba un año sabático...? Pues eso mismo.
Y el caso es que con Checo sucede que parece el Gudiana de tanto sobarlo, que ahora se ve y ahora se oculta según vaya para arriba o para abajo el yo-yo de los creadores de contenidos, y si en términos de visibilidad el asunto puede tener su puntito bueno porque siempre cae algo, en cuanto a etiquetado, coloca al de Guadalajara en una situación que no me parece nada positiva.
Pérez es un piloto fino y resultón, sobre todo en lo relativo al cuidado de los neumáticos, lo que en los momentos que vive la Fórmula 1 en la actualidad significa poco menos que decir que es un artista en el área donde naufraga una cantidad nada desdeñable de integrantes de la parrilla.
No es un top al uso, pero sabe sacar las castañas del fuego a su escudería y por eso vale bastante más de lo que quieren reconocerle los que le solicitan un extra que daría al traste con su mayor valor. Lo vimos durante su breve militancia en McLaren: no satisfizo ni a propios ni extraños.
También es verdad que con un MP4/28 tampoco es que se pudiera hacer mucho. El británico era un vehículo ramploncete y medianero y Woking soportaba entonces una presión interna y mediática que exigía olvidar cuanto antes a Hamilton. Por suerte aquello terminó y Sergio recaló en Force India para encontrarse con el Checo de Sauber.
Cuatro años ya y Pérez suena de nuevo en verano, esta vez como candidato a un puesto en Renault.
Enstone necesita abandonar la imagen que está ofreciendo durante esta temporada. Se está renovando y promete para 2017 volver a ocupar puestos de media tabla para arriba. El piloto mexicano de 26 años parece el tipo más adecuado para consolidar esta idea. Tiene los mimbres y experiencia necesarios y sabe cuidar las gomas, lo que asegura que el esfuerzo del equipo se puede ver recompensado en las toneladas de información extraídas de un vehículo que tiene muchas papeletas para rodar sin poblemas y terminar carreras con el mexicano al volante.
Esto también es Fórmula 1: hombres que nutren la zona media de la parrilla porque saben hacer su trabajo y se han convertido en auténticos especialistas en lo suyo. Tipos útiles que no se parecen a Pedro Rodríguez pero tienen estilo propio, un estilo que va con los tiempos, con unos tiempos que tal vez no nos gusten pero son los que son.
Compro que Checo compita con Renault en 2017, aunque tampoco desdeñaría una nueva temporada en Force India con tal de que la de Silverstone siga dando guerra en la zona media de la grilla.
Os leo.
3 comentarios:
Agosto, lunes, olimpiadas... ¡El mar de los sargazos! Gracias Jose por tu botella con mensaje; para mí un salvavidas.
Al final checo en Renault sería algo frugal entiendo... Porque un par de años de resultados entiendo que le viene de perlas pero si quiere ser campeón a partir de ahí tendrá que recurrir a otros pilotos con más liderazgo.
No digo que sea un mal piloto. Pero definitivamente no es un gentleman. Mala entraña, carece de la caballerosidad y la ética de otros conductores en pista más valiosos que él.
En Rusia este año, posó para la foto junto a Celis y Gutiérrez. Click, apretón de manos a Esteban y ni siquiera contacto visual para con el chaval al despedirse. Fea la actitud.
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