Hay días en que por muy espeso que estés, te espabilas de golpe. Hoy
por ejemplo, jornada en la que tenía previsto hablar de cómo le habría
ido al Creador si en sus siete golpes sobre la mesa hubiese contado con
la FIA y el FOM de ayudantes, y de cómo habría resultado la evolución si
esta pandilla de abonados a las mamandurrias hubiese existido en el
Cretácico, por poner un ejemplo nada descabellado, por cierto, va y nos
asalta la explicación completa de por qué los últimos años han tenido
color azul en esto de la Fórmula 1.
Sí, estimada parroquia, Red Bull, además de ser uno de los más
potentes aliados de la FIA en el WRC y otras zarandajas, se despeina en
la F1 poniendo circuito para el mundial, lo que convierte a la empresa
austriaca en uno de esos peligrosos poderes fácticos que acostumbran a
asediar lo que tocan, pero desde las sombras.
Pero no me arrugo, hoy no. Por fortuna lo dejé escrito anteayer «¿Qué tal si hacemos auténtica investigación para calibrar el excesivo peso extra deportivo que tiene actualmente Red Bull?»,
y conviene que no dejéis ni una migaja de la exposición que hizo ayer
J-Car en esa misma entrada, porque a la vista está que Milton Keynes es
juez, parte y Sociedad en esto que lleva con mano sabia el
canoso mago de los negocios, quien vela como nadie por la salud del
espíritu deportivo siempre y cuando no interfiera en la salud del
negocio, of course!
Pero no me arrugo, lo juro mientras sigo buscando la belleza y
escucho el primer tema de esa preciosa partitura que da cuerpo musical a
Shakespeare in Love, compuesto por Stephen Warbeck, cuyo lema
he copiado para titular este texto y que me acompañará a buen seguro
hasta que lo concluya, ya que hoy quería hablar y voy a hablar de las
benditas y naturales transiciones que ha otorgado a la Fórmula 1 su
tradicional carisma, pero que por mor de la pandilla de estómagos
agradecidos que dirigen el cotarro por el bien de todos, han
desaparecido literalmente del mapa.
Sí, amigos míos, aunque pueda parecer increíble bajo las toneladas de
letras sueltas, pormenorizaciones y agujeros que pueblan el actual
reglamento técnico, existió un tiempo en el cual la creatividad convivía
con lo probado y sabido, hasta que caía derrotada o se habría paso,
momento en que se convertía en paradigma de forma totalmente natural,
hasta que obviamente, un nuevo soplo de imaginación ponía en jaque todo
lo conocido. Así, los Cooper rompieron a finales de los cincuenta del
siglo pasado la hegemonía de los monoplazas con motor delantero, por
ejemplo; o los irreverentes Lotus de finales de los sesenta y comienzos
de los setenta del mismo siglo, se impusieron a sus contrincantes
demostrando (atentos al matiz) que habían acertado y que la Fórmula 1
estrenaba un nuevo camino.
Diseños innovadores como el Tyrrell P34 o el Brabham BT46B, por supuesto el Lotus 78 o el McLaren MP4/1. Motores flat
o en V a diferentes grados, el turbo de Renault y posteriormente el de
TAG (Porsche) hasta que llegamos al Honda de 1986. Soluciones a
porrillo, en las cajas de cambio, en la disposición de los pedales, en
los volantes, en las configuraciones de los propios vehículos, en la
posición de los pilotos, en la utilización de la aerodinámica, en el
diseño de neumáticos…
Pero llegó la FIA y estableció el orden que al parecer se había
perdido entre tanta épica como había suelta, de manera que poco a poco
se comenzó a establecer rigurosamente lo que era bueno y lo que era malo
para el espectáculo del demonio, y… Bueno, ya sabéis cómo acaba todo
esto porque lo estamos sufriendo ahora mismo. Total, que los auténticos
conceptos han dejado paso a la gestión de matices, bellos, sin duda,
pero matices al fin y al cabo, y las ideas novedosas ya no afloran
cuando a los diseñadores les viene en gana o se les enciende la
bombilla, sino que tienen fecha de estreno y el correspondiente trailer,
con lo que en el peor de los escenarios, a los aficionados nos toca
sudar tinta en una temporada tan pésimamente planificada y tediosa como
ésta que ni es 2012 ni 2014, y que para colmo, tiene tantos huecos entre
carrera y carrera que cabe intercalar 18 pretemporadas completas.
En fin, por hoy creo que ya es bastante, y puesto que en el fondo no
sé muy bien de qué me quejo, saludemos la llegada de Red Bull a la Sociedad,
y recemos para que aún quede algún agujero entre tan excelente
planificación como para que nuestros nietos tengan la oportunidad de
disfrutar como disfrutamos algunos, en una lejana Fórmula 1 que ahora no
reconoce ni la madre que la parió, y pensemos de paso en Ari Vatanen y
en lo que perdimos cuando mordió el polvo ante Jean Todt. Total, de
soñar también se vive, ¿o no?
3 comentarios:
¿Como llegan los nuevos paradigmas?
¿Habéis visto a Bernie con la furgoneta descargando a “sus chicos” en medio de las masas? Me recordaba a Hugh Hefner. ¿Como convertir algo que debería ser espontaneo y natural en un PRODUCTO?
Desde luego, todo ha cambiado. Ahora está todo tan bien atado que cualquier cambio significativo solo puede venir de la misma institución que ha esterilizado a todos los participantes. Al nuevo reglamento de motor + turbo + KERSx2 solo le faltan los planos.
http://www.youtube.com/watch?v=qmJdCpEPIWs
Todos los trenes deberían devolvernos a casa.
¡Un sentido abrazo!
Hoy nuevo capítulo de "Al hombre que le pasaba de todo".
Un abrazo!
Buenos días ;)
J-car ;) Tranquilo, que los planos los están dibujando, pero llegan seguro XDDD Calculo que para media sesión 2014 la catarata de ajustes de la normativa irá pareja a los acontecimientos, y que para 2015, tendremos una mejora sustancial en todo el escenario técnico que cobijará motores «totalmente creativos» que sólo se diferenciarán por el nombrecito de la tapa XDDD
Con tu permiso te tengo que decir que estás sobrao y acertadísimo en cuanto a referencias musicales ;)
Interlagos ;) Todavía hay quien piensa que la diferencia entre Seb y Mark es realmente de 1 segundo, lo que no explica por qué no pone RBR un hombre más rápido al lado de su gran promesa ;)
Un abrazote desde el futuro ;)
Jose
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