Nadie sabe cómo ha sido, pero ha sido. Nadie daba un chavo por este campeonato a partir de Valencia, y hete aquí que la cita de este próximo domingo se prevé más movida que la planta de oportunidades de El Cortes Inglés durante un primer día de rebajas —a veces pienso si no será porque las gangas llegan en su fecha a los grandes almacenes, y no como el otoño, el invierno, la primavera y el verano, que siempre advienen desacompasadas—.
En fin, que ya tenemos en el horizonte el Gran Premio de la Gran Bretaña, y quien más y quien menos, entre los equipos, se ha puesto de tiros largos para intentar sacar pecho en uno de los trazados más emblemáticos del calendario —al menos así era hasta que le metieron el año pasado unas novedades al asfalto, que a mí, personalmente, no me hicieron ni fú ni fá—.
Decía que en cuatro días aterrizamos en el viejo aeródromo, reconvertido en circuito, que sirvió para inaugurar el Campeonato Mundial de F1 tal y como lo conocemos (más o menos, como diría aquél), pues en Silverstone se celebró la primera prueba oficial de todo esto, un lejano 13 de mayo de 1950, que terminada con tres Alfa Romeo en el podio, con Nino Farina en lo más alto, Luigi Fagioli custodiándole desde el segundo peldaño, y el inglés Reginald Harold Haslam Parnell cerrándolo.
A Silverstone ya no lo sobrevuelan bombarderos, ni es posible ver a Jim Clark (sigo esperando ingenuamente a si por un casual le localizo a él y no a Anthony Hamilton), y aunque sospecho que no lo reconoce ni la madre que lo parió, sigue siendo Silverstone, tierra británica, cuna (dicen) de todo esto. Vamos, que tiene su feeling intacto, y como pasa con todo lo isleño, se notan a su alrededor las ganas de conservarlo a pesar de que estuviera a puntito de ceder la rodilla frente a Donnington, por una de esas cosas que tiene Bernie y que molan tanto en los despachos.
Pues sí, me dejo de historias, parece que todavía hay campeonato pues las escuderías se han estado aplicando para llegar oxigenadas a los verdes pastos de Doña Isabel II. McLaren promete novedades y abundante esparadrapo para que Lewis no raje más de lo conveniente y no haga falta llamarlo a capítulo. Ferrari también aventura importantes evoluciones, y puestos, Red Bull ya ha afirmado que no piensa dejar el RB7 donde está. Mercedes espera sorprender (¿a qué me suena?). Pirelli ya sabe cómo funcionan sus compuestos medios. Lotus Renault ha probado recientemente un tipo de escapes a la última moda, por detrás y pegaditos al fondo plano, lo que ha dejado un poco con el culo al aire a los que llamaban Difusor Soplado a lo que llevaba antes la Lotus gala y salía por delante...
Por haber novedades, aunque no sean técnicas, incluso Hispania se ha vestido de fiesta pasándole un buen paquete de acciones a un grupo inversor, Virgin ha llegado a un acuerdo con Woking para utilizar sus instalaciones, y Williams y Renault quieren revivir viejos recuerdos...
Mientras tanto, ajena, ahí anda Excalibur, atrapada en su cuna de piedra en mitad del bosque, esperando que un hombre que ha de ser rey la libere, la cierna sobre su cabeza y la ciña a su cinto, como señal de la inminente llegada de los nuevos tiempos.
¡Que así sea, por siempre jamás!
En fin, que ya tenemos en el horizonte el Gran Premio de la Gran Bretaña, y quien más y quien menos, entre los equipos, se ha puesto de tiros largos para intentar sacar pecho en uno de los trazados más emblemáticos del calendario —al menos así era hasta que le metieron el año pasado unas novedades al asfalto, que a mí, personalmente, no me hicieron ni fú ni fá—.
Decía que en cuatro días aterrizamos en el viejo aeródromo, reconvertido en circuito, que sirvió para inaugurar el Campeonato Mundial de F1 tal y como lo conocemos (más o menos, como diría aquél), pues en Silverstone se celebró la primera prueba oficial de todo esto, un lejano 13 de mayo de 1950, que terminada con tres Alfa Romeo en el podio, con Nino Farina en lo más alto, Luigi Fagioli custodiándole desde el segundo peldaño, y el inglés Reginald Harold Haslam Parnell cerrándolo.
A Silverstone ya no lo sobrevuelan bombarderos, ni es posible ver a Jim Clark (sigo esperando ingenuamente a si por un casual le localizo a él y no a Anthony Hamilton), y aunque sospecho que no lo reconoce ni la madre que lo parió, sigue siendo Silverstone, tierra británica, cuna (dicen) de todo esto. Vamos, que tiene su feeling intacto, y como pasa con todo lo isleño, se notan a su alrededor las ganas de conservarlo a pesar de que estuviera a puntito de ceder la rodilla frente a Donnington, por una de esas cosas que tiene Bernie y que molan tanto en los despachos.
Pues sí, me dejo de historias, parece que todavía hay campeonato pues las escuderías se han estado aplicando para llegar oxigenadas a los verdes pastos de Doña Isabel II. McLaren promete novedades y abundante esparadrapo para que Lewis no raje más de lo conveniente y no haga falta llamarlo a capítulo. Ferrari también aventura importantes evoluciones, y puestos, Red Bull ya ha afirmado que no piensa dejar el RB7 donde está. Mercedes espera sorprender (¿a qué me suena?). Pirelli ya sabe cómo funcionan sus compuestos medios. Lotus Renault ha probado recientemente un tipo de escapes a la última moda, por detrás y pegaditos al fondo plano, lo que ha dejado un poco con el culo al aire a los que llamaban Difusor Soplado a lo que llevaba antes la Lotus gala y salía por delante...
Por haber novedades, aunque no sean técnicas, incluso Hispania se ha vestido de fiesta pasándole un buen paquete de acciones a un grupo inversor, Virgin ha llegado a un acuerdo con Woking para utilizar sus instalaciones, y Williams y Renault quieren revivir viejos recuerdos...
Mientras tanto, ajena, ahí anda Excalibur, atrapada en su cuna de piedra en mitad del bosque, esperando que un hombre que ha de ser rey la libere, la cierna sobre su cabeza y la ciña a su cinto, como señal de la inminente llegada de los nuevos tiempos.
¡Que así sea, por siempre jamás!
4 comentarios:
Pues la verdad es que tengo muchas ganas de ver el GP de Silverstone, o mejor dicho, de ver a Lewis "Bhú" Hamilton en Silverstone. Hay mucha controversia a su alrededor: los dañinos comentarios de Lauda llamándole "loco" (por los cuales, por cierto, ha sido penalizado por Mc.Laren a no entrevistar a Lewis durante 5 GP´s, ¡anda que si lo hubiera hecho la escudería cuando llamó perro a Fernando!); las declaraciones del piloto sobre la imposibilidad de hacer ya nada este año, las críticas generalizadas a su estilo agresivo de conducir...y, qué quieres que te diga, me llama éso de alinearme con el débil; sobre todo cuando este débil parece haber sufrido una catarsis desde 2007 a nuestros días. Vaya, que cada día le veo mejor, ahora que todos los british parecen apuntarle con el dedo XDD.
Un besote
Buenos días.
Concha ;) Lauda tiene que abrir la bocaza al menos una vez al año, que si no se le entumece XDDDDDDDDDD
Y en cuanto a Lewis, cada día me gusta más, icluso cuando se gana que le llamen al confesionario XDDDD
Un besote
Jose
Yo también estoy sorprendido con la evolución de Hamilton. Antes me parecía un niñato repelente que estaba desperdiciando sus aptitudes como si tuviera prisa, pero se ha templado, como diría nuestro anfitrión. A pesar de sus actuaciones en Mónaco y Canadá me parece mucho más consistente que el año pasado y 2009 y no le descarto.
Saludos.
Felipe ;) Somos muchos los que lo estamos disfrutando sin interferencias XDDDDDDD
Un abrazote
Jose
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