The falcon & the snowman

Ando escaso de tiempo, centrado en otro mundo y con cierta prisa por cumplir una cita largo tiempo dilatada. Cosas de la estricta función cerebral, nada especial salvo que activando el lado derecho del cerebro dibujo, y escribo haciendo lo mismo con el izquierdo, como todo el mundo. Es lo que tiene ser un minúsculo carterista de sueños y no un dios como el Áltísimo manda; que cuando me pongo en modo ilustrador se reduce mi capacidad verbalizadora, se me amortigua la expresión lingüística y en cierto modo se me atenúa el alma; y como esta misma mañana he descubierto que el talante liberal (¡manda huevos cómo se ha mancillado este término!) de mis neuronas mandaba sobre el lado rojo y altanero mientras los pinceles bailaban sobre el cartón siguiendo simples e inescrutables impulsos, creo que ha llegado el momento de permitir que mi cabeza siga haciendo de las suyas durante las dos próximas semanas, porque me será muy beneficioso.

No es una despedida, ¡Dios me libre!, es un sencillo aviso de que andaré poco en los comentarios y menudencias, y puesto, como siempre, en largaros alguna andanada en la línea de flotación, cada noche o tarde (eso espero), como siempre, porque el lado derecho de mi cerebro también necesita descanso y no hay nada más gratificante que dárselo compartiendo mis inquietudes y paranoias con vosotros, bajo la supervisión atinada de Cata, y al amparo de un vasito de whisky y la pipa en la boca.

Hecho el aviso, y con la petición de disculpa previa por lo largo, hoy toca lanzar las campanas al vuelo porque mañana la FIA toca a rebato y se la juega, lo que promete diversión, mucha. Le decía el otro día a Prostvuelve, por privado, que el KERS y el doble difusor me gustan, lo que no me gusta es la manera que ha tenido el máximo regente de nuestro querido y maltrado deporte en imponerlos. Me gustan las soluciones sencillas a los problemas complejos y los avances tecnológicos que aportan algo de salsa a una F1 que ya no la reconoce ni la madre que la parió. Así las cosas, el doble difusor, aunque atractivo, no deja de ser un puñetero atajo para rescatar a tres escuderías con problemas, que además contraviene el espíritu vigente desde hace más de dos décadas; y el KERS, a pesar de los que me acusan de tecnófobo, no deja de ser la antesala necesaria del motor único.

Si mañana pudiera estar en la reunión del tribunal de apelación, cosa que no va a ocurrir, sí que haría un encendido alegato a favor de la aprobación del doble difusor, de la creatividad de entendimiento sobre la norma, porque si el KERS es la salida, tiene que demostrarlo, como va a acabar demostrándolo en resistencia. Y lo haría porque lo que no es de recibo es limitar tanto las cosas en base a argumentos infundados que otorgan a la linealidad el atributo de supremacía, como para reducir a la nada la capacidad de ingenio de técnicos y proyectistas.

Ojalá mañana o pasado nos desayunemos con la noticia de que el doble difusor ha sido declarado legal (sinceramente no lo creo), porque significará que el viejo espíritu de la F1 sigue vigente, aunque sea por un simple descuido.

PD: Troll de las madrugadas, quien quiera que seas, a pesar de que ande embarcado en conducir el viejo Eagle que me regaló Dan Gurney, no seas pesado ni reincidente en tus atrevimientos, porque no me temblará la mano en borrar tus mezquinos argumentos. ¡Ya me entiendes!