Antes era mucho más de que me preguntaran, ahora soy más de charlar por teléfono con los amigos que me quedan —el whatsapp se me atraganta cosa mala—, pero incluso hoy, siempre hay quien quiere saber por qué me muestro tan reacio a aceptar que la Fórmula 1 sea una cuestión de equipo, que no lo es ni aunque pintemos de rosa el bendito concepto.
Basta echar la vista atrás y bucear un poco en la hemeroteca para comprobar que Ferrari, en 2013, en vez de actuar como un equipo prefirió dejar que mi Felipe condujese para sí mismo, o que en 2014, Red Bull consideró que no merecía la pena llevar a Daniel Ricciardo al subcampeonato, consintiendo en que sus dos pilotos lucharan en igualdad de condiciones durante el final de la campaña (sic), lo que, a la postre, supuso la pérdida de un montón de puntos porque Vettel se comportó bastante ramploncito y muy poco generoso con su compañero australiano, sea dicho de paso.
No os voy a aburrir con más datos de contraste. Nico se piró no porque no pudiera con Lewis, que lo había hecho en 2016, sino porque no estaba dispuesto a sufrir otro calvario como el que vivió en Brackley desde 2014 o el que vive actualmente Checo en Racing Point. El equipo, dicen, sí, el equipo.
Y llegó Bottas en sustitución del alemán y el finlandés tiene a cola a Max Verstappen pero todos sabemos que lo importante son los récords de Hamilton y que nadie en la de tres puntas va a mover un puñetero dedo por consolidar al de Nastola en la segunda plaza del Mundial de Pilotos. Es más, si Valtteri la pierde finalmente, resultará fetén para Toto Wolff y su discurso al respecto de que Mercedes AMG está rodeado de rivales como Custer de indios en Little Bighorn. También será bueno para Liberty, para el negocio y el pagafanteo y el espectáculo, pero es mucho retorcer la realidad ver en esta actitud una labor de equipo, máxime cuando hay tantos intereses alrededor de la actividad que a los equipos actuales no los reconoce ni la madre que los parió.
Os leo.
2 comentarios:
Pues por aquí ando relamiéndome con la rara posibilidad de Russell se meriende el sábado y el domingo a Bottas. Si el piloto que está situado actualmente a la cola de la clasificación, con sólo unos cuantos kilómetros a los mandos del Mercedes, no digo que gane la carrera, que entonces lloro, pero si, como decía, pasa por encima del 'escudero', todos los títulos del Mierda con Brackley quedarán a la altura del betún.
Es que sigue siendo una labor de equipo. Y el equipo sigue buscando el mayor rédito.
Lo doloroso es enterarse que el mayor rédito no siempre es ganar y ganar, sino mostrar que se venció a enormes contrincantes; cuanto mayor es el rival, más enaltece el triunfo sobre él.
Y si hay que sacrificar a Bottas, así se hará. Com ambos campeonatos ya asegurados, no es tan descabellado pensar que regalar esta carrera sea una buena inversión y "lo mejor" para el equipo. Y si el vencedor es Russell imaginen el morbo...
Digamos, un favor a Liberty en pro del espectáculo, que bien se puede cobrar el año que viene.
Toto no da puntada sin hilo.
Saludos desde el Coño Sur
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