Las probabilidades de que Bottas se proclame finalmente Subcampeón del Mundo son elevadísimas, no obstante, la sensación más generalizada es que la temporada 2017 prácticamente ha concluido y Brasil y Abu Dhabi son poco menos que las sobras de la comida.
Ya sé que hay quien piensa que la futbolización de la Fórmula 1 es un fenómeno exclusivamente español, que consiste en la defensa a ultranza de un piloto, escudería u opción cualquiera, sin quitar los ojos del ombligo, pero no, vino de fuera, y lo hizo a lomos de la silly season y armada con la larga y afilada lanza de la frivolidad.
La silly season era no hace mucho un bonito periodo de entreguerras. Terminaba una campaña y aún no había comenzado la siguiente, y tocaba silly season sí o sí, y lo mismo sucedía en cuanto la actividad en pista bajaba por la razón que fuese.
En su esfera se hablaba de perfectas chorradas, para qué vamos a andarnos por las ramas. Se daba carta de naturaleza a los bulos más inverosímiles y bueno, la cosa estaba bien porque todo el mundo sabía más o menos a qué se jugaba, incluso cuando pisábamos el pasado por ver qué tal iba la cosa entonces. Pero poco a poco se ha instalado entre nosotros copando más y más espacio en la temporada, porque, a ver, la Fórmula 1 se ha vuelto tan compleja, tan truñete, tan oscura y tan celosa ella de sus secretos más arcanos, que hay veces que o tiras de bobadas o no hay nada de qué hablar.
Como decía más arriba, los adalides de este fenómeno no fueron nuestros Pedreroles de antaño sino los periodistas anglosajones, y como tal, tampoco es añejo sino bastante reciente, que todavía recuerdo cuando me quejaba aquí mismo de la manía que mostraban algunas escuderías en no dejar ver a los aficionados qué se cocía en sus coches.
Por increíble que parezca, hubo un tiempo no muy lejano en que los monoplazas mostraban en público incluso sus difusores y vestían la decoración correspondiente sin amagos ni tirando de renders [¿Dónde es la guerra?]. Luego el asunto cambió, como es de sobra conocido, y por falta de alpiste la silly season se hizo fuerte y más fuerte, y empezamos a hablar sólo de los contendientes al título como si no hubiese más equipos en la liga, en el campeonato F1 o en el mundo, amenizando el escenario con temas de fichajes, ilusiones, promesas y pesadillas que perdían todo su valor cuando el bacalao ya estaba cortado.
A partir de ahí, venía la inevitable caída de atención y para compensarla se recurría a más silly season...
A partir de ahí, venía la inevitable caída de atención y para compensarla se recurría a más silly season...
Como el mecanismo de un chupete, la historia se repite simple y sencilla cuando no hay mucho más que vender, y puesto que desde el domingo pasado ya no quedan dragones a los que subirse, damos importancia a que mi Felipe dice de nuevo que se retira definitivamente, a un pliego de intenciones técnicas para 2021, a la preparación de Fernando para las 24 Horas de Daytona, o lisa y llanamente, empezamos a mirar al pasado como si no hubiese ni presente ni futuro.
Y el caso es que la lucha por el segundo puesto en el Mundial de Pilotos 2017 promete lo suyo antes de la cita brasileña. A un lado del campo de juego tenemos a un tetracampeón destronado que busca redimirse ante los tifosi, al otro, a un finlandés que venció en Rusia y Austria... ¿Quién marcará el gol de la victoria? ¿Quién salvará el honor? ¿De qué hablaremos el lunes después de Interlagos? ¿Nos arrepentiremos de dejarlo pasar? ¿De quién nos olvidaremos antes...?
Os leo.
1 comentario:
Hablaremos del podium de Fernando en la lluvia Brasileña.
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