He dejado pasar un tiempo prudencial antes de abordar este tema, básicamente porque me lo veía venir. México por aquí, México por allá, las lecciones que nos da el supporter mexicano a la Fórmula 1, etcétera, pero a la hora de la verdad, nadie, repito: nadie ha querido o sabido resaltar el enorme valor que tienen los conductores mexicanos para el aficionado mexicano.
Vivimos en un país extraño. España es rara de cojones, si me permitís decirlo así. Tenemos una panoplia de pilotos que muy bien podría ser la envidia de otros países, pero nos metemos en cruzadas banderizas y acabamos cagándola con las patas de atrás.
Un vencedor de las 24 Horas de Le Mans (Gené), uno de los mejores probadores de todos los tiempos, amén de un comunicador de órdago (De la Rosa), un bicampeón del mundo que es considerado el mejor de la actual parrilla (Alonso), una figura emergente (Sáinz), una bala en la recámara (Mehri), un caído que debería ser leyenda porque lo mató Marko —metafóricamente hablando— (Alguersuari). Dani Juncadella también pisó la Fórmula 1, y Roldán Rodríguez. Y antes que ellos tenemos un individuo ante cuyo recuerdo lloró Fangio (De Portago). Jover, Pola, Godia, Creus, Soler Roig, Zapico, Villota padre y recientemente la desaparecida María, su hija; el siempre controvertido Bagration... Campos, Pérez Sala...
Por tener, tenemos incluso a Carmen Jordá, que no es piloto pero lo parece desde las páginas de la prensa rosa...
No sé si me dejo a alguien, que podría ser, y comprendo, también, que tampoco es cuestión de ponerme a reseñar ingenieros o contribuyentes a este magnífico deporte: Joan, Albert, Toni, Eduardo, Iván, Tabatha, Iñaki, los Xabis (Pujolar y Martos), Sarai, etcétera. Manu Muñoz, jefe en Pirelli...
Tuvimos un equipo, Hispania, luego HRT, pero no nos gustaba la propuesta porque los españoles somos muy finos. Si llega a ser mexicano seguro que los aficionado aztecas lo habrían jaleado como si fuese McLaren o Force India. Pero somos nosotros, un país acomplejado que sólo mira con la lente de la Autosport o la Motor Sport y cuando busca ejemplos en los que contemplarse, se lamenta de no ser como México.
La lección del Gran Premio de México es que el aficionado azteca a la Fórmula 1 se siente orgulloso de serlo sin sentirse apremiado por elegir de qué bando está, pero al parecer nadie ha reparado en ello.
Esteban Gutiérrez, Alfonso Celis junior, Sergio Pérez, han supuesto el aglutinante de un fenómeno que nos ha deleitado con un Fondo Sol que quitaba el aliento bajo el paraguas de la historia de México en la Fórmula 1. Ricardo y Pedro dando nombre al circuito que alberga la prueba. Moisés Solana bautizando las enlazadas que dan sentido a la arrancada. Rebaque, siempre en el recuerdo...
Nos preguntamos muchas veces qué será de nosotros cuando desaparezca Alonso y la respuesta está en la cantidad de patrocinadores que serán capaces de apostar por un proyecto en Fórmula 1. Y aquí, cabe decir que si no somos responsables de comportarnos como ese tipo al que admiramos tanto, el mexicano medio que adora a sus compatriotas y venera la disciplina en la que compiten, los españolitos acabaremos rascando una puñetera mierda con el Nano o sin él.
El futuro es nuestro, lo que pasa es que ni lo asumimos ni lo sabemos ver.
Os leo.
Por tener, tenemos incluso a Carmen Jordá, que no es piloto pero lo parece desde las páginas de la prensa rosa...
No sé si me dejo a alguien, que podría ser, y comprendo, también, que tampoco es cuestión de ponerme a reseñar ingenieros o contribuyentes a este magnífico deporte: Joan, Albert, Toni, Eduardo, Iván, Tabatha, Iñaki, los Xabis (Pujolar y Martos), Sarai, etcétera. Manu Muñoz, jefe en Pirelli...
Tuvimos un equipo, Hispania, luego HRT, pero no nos gustaba la propuesta porque los españoles somos muy finos. Si llega a ser mexicano seguro que los aficionado aztecas lo habrían jaleado como si fuese McLaren o Force India. Pero somos nosotros, un país acomplejado que sólo mira con la lente de la Autosport o la Motor Sport y cuando busca ejemplos en los que contemplarse, se lamenta de no ser como México.
La lección del Gran Premio de México es que el aficionado azteca a la Fórmula 1 se siente orgulloso de serlo sin sentirse apremiado por elegir de qué bando está, pero al parecer nadie ha reparado en ello.
Esteban Gutiérrez, Alfonso Celis junior, Sergio Pérez, han supuesto el aglutinante de un fenómeno que nos ha deleitado con un Fondo Sol que quitaba el aliento bajo el paraguas de la historia de México en la Fórmula 1. Ricardo y Pedro dando nombre al circuito que alberga la prueba. Moisés Solana bautizando las enlazadas que dan sentido a la arrancada. Rebaque, siempre en el recuerdo...
Nos preguntamos muchas veces qué será de nosotros cuando desaparezca Alonso y la respuesta está en la cantidad de patrocinadores que serán capaces de apostar por un proyecto en Fórmula 1. Y aquí, cabe decir que si no somos responsables de comportarnos como ese tipo al que admiramos tanto, el mexicano medio que adora a sus compatriotas y venera la disciplina en la que compiten, los españolitos acabaremos rascando una puñetera mierda con el Nano o sin él.
El futuro es nuestro, lo que pasa es que ni lo asumimos ni lo sabemos ver.
Os leo.
2 comentarios:
El fenómeno Alonso fue tan extraordinario y tan especial que ya nada será igual. Un país de fútbol de repente se encuentra con un tipo que es posiblemente uno de los mejores de la historia. Con Adrián Campos y Luis Perez Sala tocamos el primer culo. Con Marc Gené y Pedro Martínez de la Rosa tuvimos el primer beso. Pero el primer orgasmo vino con Fernando. Después de él... Penaremos.
Has tocado un tema muy interesante... una vez más.
España ha tenido un "blanco" entre los antiguos y Pedro. Creo que el impacto de Pedro habría sido mucho mayor de no ser por Fernando.
En el interín no es que los españoles se hayan olvidado de pilotar, pero es como que han puesto todas sus hormonas en las motocicletas y en los rallies, y han dejado a un lado la F1 un par de décadas.
Se tienen que dar muchas condiciones, y todas ellas relacionadas con la pasta: Que haya un piloto español en la F1 le hace bien: A la F1, al GP de España (o "los" GP, en algún caso), y a los auspiciantes españoles. Más de una vez Bernie ha estado detrás de "acomodar" esto de favorecer un GP nuevo, y "sin quererlo" ayudar a un piloto local a que ascienda a un asiento, y "casi mágicamente" aparecía un sponsor fuerte.
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