El humor inteligente está de capa caída. Buscamos el humor facilón a lo Mauricio Colmenero, y así, se nos olvida que para que FOM nos deje escuchar un mensaje por radio, previamente lo ha escuchado el responsable de edición, quien luego ha seleccionado las partes que considera importantes, le ha puesto píiiiiiiii a las palabras malsonantes, y, al final, lo hace público.
En comunicación esto se llama censura. Es verdad que me quedan muy lejos los estudios sobre esta disciplina, pero no tanto como para haber olvidado que censurar no consiste sólo en evitar que se escuche, vea, o lea algo, digamos que inapropiado, sino, también, en «valorar la verdad» por si resulta adecuada o no, y manipularla si hace el caso para que suene diferente una vez se hace pública.
En este sentido, lamento deciros que os gané la mano desde el mismo domingo, señalando a Charlie Whiting como responsable último de lo que había sucedido durante el Gran Premio de México [El piloto del día].
Posteriormente escribí sobre los posibles intereses de Red Bull en mantener un hype artificial; de Lewis y su escapada por la hierba; de Vettel y su buena carrera; de mi Felipe y sus cosas; y ayer noche, de Pirelli. Pero en términos absolutos, puedo decir honestamente, que apenas he hablado del asunto de los improperios que soltó Vettel.
¿Y por qué lo has hecho, José Antonio? Sencillamente porque entre él y nosotros hubo el domingo pasado, como tantas y tantas veces a lo largo y ancho de la temporada (de las temporadas), alguien anónimo que escuchó, seleccionó, y decidió luego qué íbamos a oír nosotros; ya que a su vez, existe otro alguien, superior, se entiende, que le tiene indicado qué hurgar en la basura de los pilotos, sobre quién poner el oído, como hacía la Stasi. En definitiva, qué quiere que escuchemos nosotros.
Comprendo que no deis valor a estas cosas. Mercedes Milá os dijo que Gran Hermano es un experimento sociológico y tragásteis hasta el fondo. Pero a mí me jode el píiiiiiiii por lo que significa.
Hay alguien, ahí, que aparenta censurar una patochada pero permite que nos entretengamos con el estallido de una bomba de 500 kilos en horario infantil. Hay alguien, ahí, repito, que decide de qué hablaremos, sobre qué discutiremos, cuando lo sencillo habría sido censurar toda la conversación, por inapropiada, y pasársela a Charlie Whiting para que tomara cartas en el asunto sin necesidad de enseñarnos los costurones del espectáculo. Y hay alguien ahí, concluyo, que nos toma por imbéciles cada carrera.
Lo digo en serio. Me importa una mierda que le haya tocado a Sebastian o que le siga tocando a Sebastian, mejor dicho. Le ha tocado otras veces a Max, a Fernando, a Pastor, a Romain, a Lewis, o a cualquiera que sirva para mantener vivo el show. El maestro de marionetas elige a quién ensalzamos o a quién lapidamos. Basta ver los resúmenes que hace FOM de los Grandes Premios de 2010 a esta parte, para comprender que los que vienen detrás consumen una realidad Hacendado.
Pero lo que más me preocupa es la tendencia que mostramos a exigir la inmolación pública.
¿Pa'qué? Esto es muy de derechas, y perdonadme que lo diga. Y muy anglosajón y puritano. A todas luces importado, como el Halloween que tanto reprobamos en estas fechas.
Nosotros, que nos decimos cristianos de pura cepa y católicos, además, deberíamos saber los primeros que estas chorradas las arregla Chuck Norris con cuatro hostias, porque Dios Padre nos habrá de juzgar sin la presencia de jueces humanos. Él y nosotros, a pelo, cara a cara, sin intermediarios, como hacían Jim Clark, Fangio, Moss o quien se nos ocurra destacar aquí, cuando ante una coyuntura desfavorable sobre la pista, vomitaban sin que existiera un micrófono chivato un ¡cagüen todos mis muertos! o ¡la concha de tu madre, Commendatore!
Nosotros, que nos decimos cristianos de pura cepa y católicos, además, deberíamos saber los primeros que estas chorradas las arregla Chuck Norris con cuatro hostias, porque Dios Padre nos habrá de juzgar sin la presencia de jueces humanos. Él y nosotros, a pelo, cara a cara, sin intermediarios, como hacían Jim Clark, Fangio, Moss o quien se nos ocurra destacar aquí, cuando ante una coyuntura desfavorable sobre la pista, vomitaban sin que existiera un micrófono chivato un ¡cagüen todos mis muertos! o ¡la concha de tu madre, Commendatore!
Píiiiiiiii. Os leo.
8 comentarios:
Lo que yo tengo claro es que con tanta cosa sobre la que discutir, la cacicada que le hicieron a Ros dejando de sancionar a Ham, ha pasado desapercibida.
Se las saben todas, y cpmo siempre, se favorece a los mismos. Mr grua vuelve a salir limpio de una piscina de barro.
Saludos
Chuk aparca convenientemente. Quita volante, retira protección. Sale del coche, ubica lo que quitó... Taco punta taco punta (casco bajo el brazo) hasta la oficina del Whiting, al que encuentra brindando con los otros mafiosos. Balazo en la rodilla, siempre permitiendo el primer tiro al otro. Y se lleva el pibón.
Todo esto es una chirigota del copon. Y encima nos lo tragamos.
King Crimson
En el confidencIal deportes están todas las comunicaciones por radio de Vettel y su equipo, sin pitos no censura. No sale bien parado, niñito con la boca más sucia que un estropajo. "Verstapen es un jodido bastardo" y otras perlas. Voy a tener que prohibir a mis niños que vean las carreras leñes. Un abrazote
Se nos olvida algo..
El titiritero... no puede mover los hilos, si las marionetas no los tienen conectados.
Para que el 'censor' o el realizador pueda elegir que emitir, primero, la marioneta ha cogido los hilos y se los ha atado por propia voluntad.
Pudiendo hacer como Moss, Fangio o Hill, es decir, cagarse en los muertos del piloto que le está fastidiando la carrera, sin pulsar el botón de radio.
Pero la marioneta, sabe, o debería saber, que el titiritero esta esperando que suelte algo para exponerlo..
Y le dá al botón...
Y le suelta su mensaje al mundo:
Dirigido a los fans
Dirigido a su equipo
Dirigido a sus compañeros
Dirigido al director de carrera
La marioneta, en este caso, es quien mueve los hilos.
No el titiritero.
A mí no me molestan los tacos o los insultos, pero tienen que tener un sentido, una oportunidad. Vettel insulta por frustración, incluyendo al pobre Massa por no dejarse adelantar, tié cojones la cosa. Que mande a Charlie a que le jodan, pues vale, aunque buenos favores le prestó en su día.
Creo que si hubiera sido Alonso, por poner un ejemplo manido, a estar horas estaría saliendo de un calabozo del DF.
Efectivamente, Abuelo. Vette es un perro con la vejiga suelta. Sabe lo que hace. O quizás es que cree estar tan en posesión de la razón que quiere que el resto del mundo se entere, con lo cual entramos ya en terrenos casi psiquiátricos.
Como muy bien dice Hulk El mundo contra Seb... Los comentarios desafortunados, la reacción excesiva y su carrera espectacular.
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