Revisad el cinturón de seguridad

Lo comentaba de rondón el otro día [La clave de China es redonda] y lo mencionaba ayer en SafetyCast. Intenté acabar por la noche lo que tenía medio a escribir, pero ha sido hoy, momento en que se ha comenzado a barajar la posibilidad de que haya muy pocas paradas en el Gran Premio de Rusia que se celebrará este próximo fin de semana, cuando me he juramentado a hablar del affaire ultrasofts aunque tenga los ojos en la nuca.

Hay miedo a meterse con Pirelli, pero la milanesa juega al mismo juego que nosotros y puede jodernos algunas carreras. Por ello merece de vez en cuándo que alguien le dé un aldabonazo. Pone el balón y puede llevárselo a casa si el partido no sale como tenía previsto. Es el proveedor único de gomas para el campeonato y no estamos hablando de condones, sino de una parte importante del actual modelo de competición. Sí, cuando la caga se me merece dos boinazos si no alguno más.

La gente acepta que Rusia pueda resultar un truño, pero tenemos tres carreras para comparar y Sochi nos puede joder las estadísticas, sencillamente porque a la italiana se le ha puesto en los pelendengues no servir el compuesto extrablando hasta Mónaco.

No hay razones para esta decisión. No, por mucho que las busquemos o Enrique Escalabroni justifique que hay que entender de esto para criticar, las gomas en Fórmula 1 se articulan alrededor del espectáculo y es éste el que manda o debería mandar. En este sentido, cabe decir que desde diciembre pasado se conoce perfectamente cuál es la tendencia de los equipos: ir hacia unos neumáticos más blandos que los propuestos por Pirelli, y lo cierto es que la cosa ha funcionado hasta el momento.

Bien, si conoces la tendencia incluso antes de que se celebre la prueba inaugural del calendario, el Gran Premio de Australia, y sabes que en Rusia vas a repetir la selección que hiciste el año pasado (blandos y superblandos), y por tanto, que al no haber ultrablandos disponibles vas a pillar en una ratonera a los equipos, pilotos, al circuito y a los espectadores, lo adecuado habría sido adelantar las previsiones y suministrar ultrasofts en Sochi.

En el peor de los casos nadie tenía que haberse enterado, y en el mejor, de hacerse público, vamos, Pirelli se habría anotado un bonito tanto demostrando que está en esto para mejorar el espectáculo y para que los aficionados lo pasemos pipa.

¿Tiempo...? Sí, he llegado a leer hoy que la italiana no disponía de tiempo para preparar el material, pero eso no es cierto. 

Cuando lo de Gran Bretaña 2013, Pirelli fue capaz —o eso se dijo—, de cambiar toda la estructura de sus productos para que estuvieran listos a la semana siguiente, cuando se celebraba el Gran Premio de Alemania (7 de julio). En vulgar paladino, que queda mejor: se pasaba de la gama 2013 a la 2012 en apenas un par de días ya que la decisión de la FIA se tomaba un martes y el viernes los monoplazas ya estaban rodando sobre la pista...

Por la razón que sea no se ha querido abrir la mano para el Gran Premio de Rusia 2016 y eso me molesta sobremanera. No me parece una cuestión de tiempo ni de logística ni de gaitas, sino más bien, de demostrar quién manda, pero como consecuencia, la cuarta carrera de este campeonato puede devolvernos a la realidad de un deporte que sigue dependiendo en exceso de figuras secundarias que por azares de las conveniencias y los politiqueos, tienen mando en plaza.

Sochi puede resultar un deleite de prueba, no soy tan obtuso como para cerrarme a esa posibilidad, pero con una previsión de dos paradas a los sumo (una como opción más racional), lo normal será que nos aburramos salvo que Kimi vuelva a comerse a Valtteri.

En la práctica, Pirelli se ha meado en la posibilidad de que los equipos elijan un compuesto alternativo, realmente alternativo, se entiende. Así que revisad el buen estado de vuestros cinturones de seguridad, no sea que el domingo os hagan falta para evitar que os comáis el parabrisas.

Os leo.