viernes, 30 de agosto de 2013

Adivina quién viene esta noche


Entre que esta sesión comenzaba siendo una prolongación natural de la anterior a la espera de la que viene, sin sobresaltos técnicos ni evoluciones reseñables, vaya, y que la elaboración del calendario nos ha ofrecido más periodos de baldío que carreras, la silly season ésa que suele visitarnos entre temporada y temporada para desaparecer más tarde silenciosamente, se ha instalado este año entre nosotros y anda por el paddock a día de hoy, como Pedro por su casa.

A falta de información vital que llevarse a la boca, es hasta cierto punto lógico que la prensa especializada rellene sus espacios con noticias menores o acaso sospechas, y bulos por supuesto, cosa por cierto, que no he entendido nunca.

Pues bien, tras la última andanada veraniega en la que Kimi estaba lo mismo con un pie fuera de Lotus que con otro dentro de Red Bull o Ferrari, en la que Fernando y Jenson andaban ora aquí ora allá en sus respectivas escuderías, en la que Felipe se convertía en moneda de cambio, etcétera, cuando todo parecía que se había consumido y no quedaba más pólvora, la silly season arrecia de nuevo a cuenta de que Sergio Pérez ha comido, cenado o desayunado con Stefano Domenicali, que asimismo, a Daniel Ricciardo no le cabe el culo en el RB9, y que en un magistral golpe de efecto, Bernie Ecclestone se ha sacado de la chistera a David Ward para meter miedo a Jean Todt de cara a la carrera para las todavía lejanas elecciones presidenciales de la FIA...

Suma y sigue, que diría aquél. Ahora bien, en mi opnión, si el asunto de Bernie vs. Todt es sin duda menor porque hay que enmarcarlo en el pulso que se traen y llevan el jefe del tinglado y el de la Federación con Pirelli y Michelin como rehenes, y por tanto sospecho que dará para muy poco, el de Ricciardo tiene su tela, porque el puesto que dejará vacante Mark Webber a final de temporada, amén de goloso, como no se cubra pronto va a servir de agente acelerante no para uno ni dos, sino previsiblemente para más incendios que asolarán la parrilla de aquí a que lleguemos a Interlagos, porque si a Daniel no le caben las caderas en el auto de Adrian Newey, como dicen, el único piloto que conozco al que seguro le caben es Nico Rosberg (a finura y esbeltez no le gana nadie, como es de sobra conocido), lo que nos pone en que las hambrientas miradas de la prensa van a tardar muy poco en posarse sobre Brackley.

En fin, nos queda esa reunión habida entre el Checo y don Stefano que lo mismo fue sencillo almuerzo entre amigos o conocidos, o entre profesionales por aquello de que en ésto hay que hacer también pasillos y no dejar jamás cerrada ninguna puerta, ya que el hoy por hoy McLaren boy siempre ha sido bien visto en Maranello aunque se le presupone todavía un bonito, largo y prometedor futuro en Woking.

Y qué nos queda, se preguntarán ustedes. Pues lo de todas las silly season, un montón de preguntas sin respuesta, un buen relleno informativo para los tiempos muertos (este año excesivamente abundantes), y por supuesto adivinar quién viene esta noche, que a lo mejor hay sorpresa, como les ocurriera a Spencer Tracy y Katharine Hepburn cuando vieron aparecer por la puerta a Sidney Poitier, en aquella delicada película que hizo las delicias de nuestros padres (Guess who's coming to dinner). 

Nos leemos.

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