La ópera bufa que está interpretando Renault a cuenta de deshojar la margarita de su continuidad o no, corre el riesgo de quedarse sin tenor porque a Robert Kubica se le han hinchado los aquellos y ha pedido cuentas al respecto de quién va a ocupar qué puesto antes de decidir seguir cantando como integrante del elenco.
Aplaudo la cautela y decisión mostradas por el polaco, porque desde que don Carlos Ghosn vendiera la espalda de Flavio Briatore por salvar la honra de su escudería, ésta no ha hecho sino dar muestras y más muestras de que navegaba sin rumbo, o mejor dicho: con uno que apuntaba a los arrecifes y rompientes.
Cuando aquello me sentí animado ante la situación originada tras el juicio sumarísimo a los supuestos intérpretes de crashgate, porque intuía ilusamente que iba a servir para que el mandamás de Renault hiciera de una puñetera vez lo que no había hecho en años, pero me equivocaba, y lo peor es que el triste derrotero iniciado se vislumbraba en toda su magnitud demasiado pronto, y con uno de los mejores pilotos de la parrilla subido a la aventura.
Con el tiempo transcurrido, me embarga una sensación bastante lastimosa. Renault no se merece esto, y Robert, menos. Al parecer, don Carlos buscaba excusas de igual modo que las ha buscado desde que comenzó a capitanear la multinacional francesa desde abril de 2005, y no debe resultarnos casual que a finales de aquel año Fernando Alonso decidiera cambiar de aires ante la falta de perspectivas de cara a 2006, dando uno de sus peores pasos profesionales, sea dicho de paso. No obstante, el doblete logrado aquella segunda temporada de éxito, no hizo sino servir de prolongación inevitable de un funesto presente que se pintaba con negros nubarrones en el horizonte. El lamentable 2007 ratificó la escasez económica y la poca viabilidad del proyecto de F1 de Renault, circunstancias que persistirían en 2008 y 2009, y que han supuesto una estúpida Espada de Damocles que ha comprometido sobremanera la estabilidad interna y perspectivas de futuro del equipo de Enstone. Para colmo, Ghosn parece que se las pira a principios de 2010, habiendo dejado todo atado y bien atado…
No hace mucho preguntaba aquí mismo si este tipo de personajes que deambulan por el universo consiguiendo beneficios y haciendo viables las empresas que caen en sus manos, han entendido alguna vez de qué iba la F1. Visto está que no, y que por ello se dedican a encontrar excusas con que quitarse de en medio los estorbos, aunque estos acumulen varios títulos mundiales a sus espaldas.
Así las cosas, no me gustaría estar en el pellejo de Kubica, y le deseo mucha suerte (le va a hacer falta), porque la llegada de dinero nuevo no asegura que las cosas vayan a cambiar, ya que la puerta para la salida definitiva se ha entreabierto un poco más, y sólo queda apostar por un milagro para encarar una temporada con un coche que no le va a permitir lucirse como merece.
Quisiera equivocarme, pero barrunto que no. Oh là là! Oh là là!
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