Sin ánimo de polemizar: como todo 28 de septiembre desde 2009, volvemos a disfrutar de la ridiculez de aquellos que recuerdan el Gran Premio de Singapur del año anterior como si les hubiesen quitado la piel a tiras, pero olvidando sutilmente la actitud prevaricadora del británico Max Mosley, Presidente de la FIA, quien sabiendo desde aquella misma noche lo que supuestamente se había cocido, ni investigó ni abrió causa deportiva, prefiriendo guardar la información recibida para montar un juicio farsa un año después, en el que, según la justicia civil que anuló las sanciones a Flavio Briatore y Pat Symonds, los acusados no gozaron ni de garantías procesales ni de su legítimo derecho a la defensa porque se abusó de los testigos protegidos, etcétera, etcétera, etcétera.
La prensa anglosajona tiene a su disposición la misma hemeroteca que nosotros, conoce los datos, o debería conocerlos, pero sabiendo perfectamente que Fernando Alonso fue llamado como testigo y ni fue encausado ni sancionado, obviamente, prefiere rescatar puntualmente este acaecido ligándolo siempre a la figura profesional del asturiano, seguramente con buenas intenciones, of course!, porque son los demás quienes empañan la Fórmula 1 y faltan al respeto a sus deportistas, aunque, a la postre, sus gacetilleros parezcan los hijos bastardos del nazi que acuñó aquello de «Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.»
Os leo.
2 comentarios:
Maybe, only maybe, we could find some kind of poetic justice here. In our return to Singapur.
City of lights, city of fantasy.
City of dreams.
Los ingleses son unos $&$;$*&$ put@s
No me canso de decirlo y el obeso alemán Norbert Haug es otro cabrón.
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