De un tiempo a esta parte Montmeló sólo proporciona carreras estratégicas seguramente porque el peso de la actividad se ha trasladado definitivamente a este apartado más que a destacar la pureza competitiva. El Circuit, además, es un trazado muy técnico que suele ser elegido como campo de pruebas en pretemporada precisamente por esta característica, que, lejos de haber tomado vidilla con la reciente modificación de la curva 10, a mi modo de ver ha supuesto un pequeño retroceso porque la zona en cuestión es ahora más scalextric que antes y tampoco aporta gran cosa a la hora de iniciar la recta de tribunas.
Bueno, al final siempre volvemos a lo mismo: los coches son grandotes, es complicado adelantar en trazados como el catalán, y Pirelli sigue a sus cosas, y en vez de haber propuesto una gama más agresiva trajo a Barcelona sus compuestos más duros, seguramente pensando en la incidencia milagrosa de la bendita remodelación, o no, ¿quién sabe?, yo hace años que no entiendo qué tipo de espectáculo busca la milanesa con estas decisiones...
En líneas generales la carrera me gustó bastante, quizás porque tampoco es que me hubiera hecho demasiadas ilusiones previas ya que donde existe mucho peso de la estrategia suele haber poco espacio para el pilotaje, pero ayer pudimos comprobar que así y todo quedaba resquicio para las manos.
Max robaba la cartera a Lewis metros después del apagado del semáforo y la prueba adquiría otra tonalidad —el británico se veía obligado a jugar a la contra y ya sabéis lo que me gusta que Hamilton sude la camiseta—. El asunto iba discretito hasta que Tsunoda llama al Safety Car dejando su Alpha Tauri en un lugar comprometido. Parte de la parrilla entra a boxes para cambiar ruedas aunque los principales protagonistas prefieren quedarse en pista manteniendo sus respetivas posiciones. La partida de verdad comienza en el instante de la resalida.
Mercedes AMG llama a Bottas a garajes en la vuelta 23 y Red Bull cubre a Verstappen metiéndolo en la siguiente, aunque con tan mala fortuna que endosan al holandés una pérfida parada de más de 4 segundos. El heptacampeón lidera en ese momento pero debe entrar más pronto que tarde, y mientras se esperan acontecimientos, Max aprieta para sacar la ventaja que necesita si quiere ganar el Gran Premio. Lewis se mantiene sobre el asfalto hasta la 28 y esos cuatro giros extra que ha sacado a sus gomas van a suponer una de las claves de la cita, pues el número 33 de Red Bull ha perdido en ese mismo intervalo de tiempo bastante parte de la vida útil de sus compuestos, lo que acabará pasándole una severa factura.
Con ruedas en medio (C2), Hamilton va como una bala en lo que será un relevo corto. Vuelve a entrar en la 42 pero Red Bull no responde al undercut —como vimos después, debía haberlo hecho—. Verstappen circula prácticamente en solitario pero va en tiempo de descuento mientras sus neumáticos se evaporan lentamente y Lewis recorta espacio detrás. En la vuelta 59 el británico supera al holandés y enfila la victoria...
Os leo.
4 comentarios:
Me quedo con las declaraciones de Max. Da igual lo que hubieran hecho.
Por cierto, que pensáis de las "pegas" que puso Bottas a que Hamilton le adelantara, mensaje para Toto? para Lewis? o directamente ya estoy hasta el toto de hacer de botillero y si queréis echadme ya.
Pareciome curioso.
A mi me aburrió bastante la carrera, la verdad.
Es absurdo el diferencial necesario para adelantar en esta pista.
Ya era difícil adelantar con la batalla de los coches de principios de los 2000.
Ahora parecen un transporte especial.
En 20 años no han conseguido resolver el tema de los adelantamientos. Incluso lo han empeorado tanto que tuvieron que sacarse el DRS de la manga.
En la Indy llevan 50 años adelantando hasta el apuntador como se descuide.
A ver qué nos depara 2022.
Como dice Prost, no me fío. La última vez que quisieron limitar carga aerodinámica aparecieron los difusores soplados. A ver con que nos sorprenden el año próximo.
Porque el tema no es que, realmente, no desean soluciones a este problema.
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