Creer en las casualidades en lo tocante a nuestro deporte es ser pardillo de cojones, y me disculpen los que se sientan señalados en esta primera frase. No, no es casualidad que en el mismo instante que Ferrari anuncia de manera oficial que participará en el WEC de 2023 hayamos conocido por boca de Mika Salo parte del contenido del acuerdo secreto que suscribieron la italiana y la FIA a comienzos del año pasado.
Dan lo mismo los tempos. Imagino que ya se sospechaba del anuncio de Maranello y alguien ha decidido tirar por la tangente porque nuestro deporte es británico de pura cepa y siempre resulta adecuado sembrar sospechas sobre el enemigo eterno, ese que no ha sido batido todavía porque si no se mete con calzador a La Scuderia, la Fórmula 1 pierde todo su sentido.
Muchas veces me preguntáis cómo es posible que siga siendo tifoso, y la razón la encontramos en lo que ha sucedido estas últimas horas: para empañar una noticia saludable para todo el motorsport se ha hecho necesario que Salo se cisque en un acuerdo secreto sancionado por la Federación, que ha dejado de serlo, obviamente, desde que el finlandés ha abierto la boca.
No habrá consecuencias, ni las exijo, Dios me libre. La FIA es suficientemente capaz de hacernos ver por qué no debemos fiarnos de ella, y la farmacéutica AstraZeneca nos aclara por qué deberíamos espabilar un poco y evitar encoñarnos con esas cosas que son tan y tan british sólo porque existen idiotas que comulgan con ruedas de molino sin pestañear.
Ferrari vuelve al WEC y esto es lo reseñable, o debería serlo. Y ganará o doblará la rodilla, pues no está en nuestra mano saberlo en 2021, pero, por favor, que los pagafantas dejen de insistir en aguarnos la fiesta, simplemente porque la de Il Cavallino Rampante no acostumbra a jugar en casa, con árbitros caseros, y una prensa rendidita a las numerosas bobadas que vierte el Imperio.
Forza! Os leo.
2 comentarios:
Vaya, vaya!!!!
Sigue hablando Salo. Suelta más...
Por lo que se, el mecanismo de acumulación del combustible que según los rumores tenia ferrari era conforme a la letra de la normal, pero consideraban que era una forma de evitar el espíritu de la misma, lo que en este caso concreto de Ferrari significaba que era tramposo, no eran como el doble difusor y las otras cosas que inventan los "ingeniosos".
Como no estaban muy seguros de que fuera presentable ponerles una sanción gorda en base a unos fundamentos legales tan endebles, y esta discusión no querían que fuera publica, pues sacaron el invento este de la sanción secreta.
Me imagino que bajo amenaza de perdida de puntos de toda la temporada, Ferrari tuvo que aceptar quedar como un tramposo, sin poder defenderse y encima hoy día vemos que con un motor capado con el que perdió un montón de puntos igual.
Me recuerda a una empresa en que los directivos se empeñaban en putear al jefe de delegación que curraba mejor, incluso había uno que ya tenia el puesto reservado para el hijo recién licenciado de una amistad suya. Al final consiguieron que se fuera, como consecuencia la delegación fue al caos, perdieron los clientes y tuvieron que cerrarla, pero estoy seguro que estos directivos consideraron que habían ganado y eran unos cracks.
Cuando un día sin avisar mucho Ferrari anuncie que se pira de la F1, a los aficionados se les atragantara el desayuno, pero en la federacion muchos brindaran con champán
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