Hubo un tiempo, en que la parrilla me asombraba por una uniformidad de la que destacaban algunas figuras por simple inercia. Habida cuenta de que los mejores pilotos y sus equipos siempre ocupaban los primeros puestos, entendía la posición del resto como una consecuencia lógica de un estado de cosas que no contemplaba mayor diversidad, que la que ofrece el sutil y difuso equilibrio entre vencedores y vencidos.
Me equivocaba de plano, el alambique que supuestamente ejerce de tal en las entrañas de nuestro deporte jamás ha llegado a destilar tanto ni tan fino, porque desde que he comprendido cómo funciona el asunto, he atinado a entender que siempre ha habido quien ha corrido por amor al arte, más o menos, que ésto siempre ha sido un negocio.
Pero ocurre que desde hace relativamente poco se mira de reojo o con el ceño fruncido a las pequeñas iniciativas que hacen de inevitable aderezo en los campeonatos, de salpimentado o de colorista atrezzo para que el plato parezca suculento y resulte atractivo a los ojos de los espectadores, cuando no hace mucho se las miraba con auténtico cariño; y la culpa sospecho que es de Bernie y Max, como siempre, pues desde que desapareciera Minardi del mapa, han perdido el culo por encontrar al artificial sustituto que lo arreglara todo, sin hallarlo, obviamente, porque no se puede suplir tan facilmente la magia que alienta a aquél que está en la cola sabiendo que es granero y punto de avituallamiento para los que triunfan delante, y que además sobrevive ejerciendo con la cabeza bien alta de telonero.
Si la cosa pintaba mal desde que Giancarlo decidiera colgar los guantes y los trastos, hasta este año, con la vereda abierta por el dúo de enajenados a los que he mencionado, las miradas se han tornado aviesas, desconfiadas, incluso desafiantes ante iniciativas como USF1, Virgin, Campos y Lotus... Y no es para menos, o lo parece, porque detrás de sus insignias no se insinúa espíritu ni aliento, sino simple panoja que busca panoja, podrido negocio, y a lo peor nos estamos equivocando de plano.
Cabe, ¡vaya que si cabe!, decir que abrí los ojos con Osella y que desperté del todo en un Mónaco inundado por el agua en el que una escudería del montón llevaba un ángel irrepetible al volante de uno de su bólidos, y que a su espalda, un equipo venido a menos sorteaba el agua con igual o parecida soltura gracias a las manos de un alemán casi olvidado del todo. Un desconocido Ayrton Senna, a bordo de un perdido y desventurado Toleman Hart, y Stefan Belof, a los mandos de un desterrado Tyrrell, grabarían su nombre en la historia del automovilismo a base de agallas y atrevimiento en un Principado sumergido, luchando en deventaja como auténticos colosos.
Ocurría en 1984. Como de costumbre, eran otros tiempos, o nos lo parecen hoy, aunque resulta pertinente recordar que no hace mucho, un tal Fernando Alonso corría para un equipo del vagón de cola que se denominaba Minardi, y que un par de años después ya estaba preparado para enseñar los colmillos.
¿Qué queda de todo aquello? ¿Hay algún superviviente a quien no he recordado?
2 comentarios:
Jose, eres un favor para este deporte. Coincidamos o no, leerte a diario me produce siempre satisfacción. El otro día iba a escribir en un foro de talibanes porque estaba cansado de ciertas opiniones, bajo mi punto de vista malinformados por no decir otra cosa.
Al final decidí ponerlo en el foro de amiguetes que tenemos desde hace años, y os pongo el enlace porque me salió larguisimo, y después de consultarlo con Jose, os pongo el enlace:
http://www.opinemosf1.es/foro/viewtopic.php?f=15&p=2857&sid=024ef69c9fc6fcace50c9659aac4f8fb#p2853
Perdón por el ladrillo, o la pared...
Saludos
Buenas noches.
Tadeo ;) Ya quisiera ser ése favor para el deporte, pero gracias de todas formas por el halago XDDDD
Tu acercamiento a este mundillo desde una perspectiva empresarial es sencillamente magnífica y además didáctica, y viene de perlas para que las cosas vayan ocupando el lugar que les corresponde, porque se habla demasiado sin conocer todos los entresijos, y así nos va.
Como te he comentado antes, quiero hablar de Adrián y su proyecto, y lo que he aprendido leyéndote me va a venir de perlas ;)
En cuanto a la sustancia de la entrada, coincidimos, porque yo me quejo de que se mire mal a los parias porque nadie se ha molestado en explicarnos qué demonios hacen en la parrilla, o peor, porque nos los han vendido como alternativas a lo que hay, y tú desgranas una iniciativa que pretende prosperar... El punto de coincidencia es precisamente ése, el concepto «desde abajo» que ha aportado tanto a la F1 y que ahora se mira de soslayo o con prevención.
Hacen falta, claro que hacen falta, pero maldita la gracia que hace que la comprensión del asunto dependa de gente como nosotros ;)
Un enorme abrazo
Jose
Publicar un comentario